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Jaque mate/Saber importar

Sergio Sarmiento

“Los pensamientos peligrosos son aquéllos por medio de los cuales se trata de llevar a la práctica el sentido común”.

Ryunosuke Akutagawa

Para exportar primero hay que saber importar. Esto es algo que muchos de nuestros políticos no alcanzan a entender. Pero precisamente para mejorar nuestra capacidad de importar y con ello aumentar nuestra competitividad, se anunció la semana pasada un programa para reducir trámites y aranceles a la importación.

Mucho se ha argumentado que México tiene una de las economías más abiertas del mundo, Y quizá sea cierto en nuestras relaciones comerciales con los países con los que tenemos tratados de libre comercio. Nuestros aranceles promedio con ellos son apenas superiores al dos por ciento.

Pero en nuestra relación con los países con los que no hemos firmado acuerdos comerciales, por ejemplo China y Corea del Sur, contamos con una de las economías más cerradas del mundo. Nuestros aranceles para estos países son superiores al 17 por ciento. Y en algunos productos aplicamos de 500 por ciento y más.

Algunos políticos proteccionistas piensan que esto no sólo es natural sino conveniente. México, argumentan, debe mantener un vigoroso proteccionismo ante los productos de países como China y Corea del Sur, que son en muchos campos más competitivos que nosotros. Si no les ponemos barreras importantes, incluso insalvables, a los productos de estos países, sus empresas terminarán por barrer con nuestra planta industrial.

Pero esta práctica, lejos de haber servido para fortalecer nuestra industria, nos ha salido cara. El proteccionismo es, de hecho, uno de los factores que han impedido a los fabricantes mexicanos de productos de consumo final ser suficientemente competitivos.

Las razones no son difíciles de entender. Si nosotros tenemos aranceles altos para, por ejemplo, el acero que viene de fuera Norteamérica, como efectivamente los hemos tenido, nuestros fabricantes de productos terminados de acero registrarán costos más elevados que sus competidores de otros países. Así se reduce nuestra competitividad precisamente en aquellos bienes que tienen más valor agregado. El proteccionismo, es cierto, favorece a los fabricantes de insumos como el acero; pero destruye la posibilidad de competir a quienes manufacturan, por ejemplo, muebles de cocina o carrocerías de automóvil.

Si nosotros tomamos medidas proteccionistas contra la alta fructosa, como lo hemos hecho en los últimos años, estaremos beneficiando a los productores de azúcar de caña, ya que el precio de su producto se elevará; pero de manera injusta sacaremos del mercado a los fabricantes mexicanos de dulces y chocolates, ya que éstos tendrán costos superiores al promedio internacional.

Los obstáculos a la importación no se manifiestan únicamente en aranceles. Los permisos previos, que es otra socorrida forma de proteccionismo, dificultan la introducción de insumos a nuestro país y en consecuencia, hacen menos flexible la exportación. Estos permisos le asestan un duro golpe a uno de los factores naturales de competitividad de las empresas mexicanas en su constante competencia con China: nuestra cercanía al mercado de Estados Unidos. Si por trámites burocráticos, como estos permisos, hacemos que la logística de embarques en México se vuelva más compleja y tardada, le estaremos abriendo las puertas a los chinos, a los que ya no les pesará tanto la desventaja de tener que mandar sus productos desde Asia.

Muchos políticos y economistas mexicanos se han estado lamentando de las informaciones que se han dado a conocer en los últimos días sugiriendo que México está perdiendo competitividad internacional. Lo lógico sería, por supuesto, que recuperáramos esta competitividad llevando a cabo reformas de fondo, como la simplificación del sistema fiscal y la apertura del sector energético, que nuestros legisladores tristemente se han negado a aprobar. Pero ante la ausencia de estas Reformas Estructurales, bajar aranceles a los insumos de importación y eliminar trámites burocráticos innecesarios en el comercio exterior son medidas muy importantes.

Es positivo que la Secretaría de Economía se esté dando cuenta de la importancia de tomar estas medidas. Más positivo sería que otras autoridades —federales, estatales y municipales— ayudaran en este esfuerzo por recuperar la competitividad de México, Esto lo podrían hacer desmantelando los muchos obstáculos que a todos niveles se han levantado a la eficiente operación de las empresas mexicanas.

Campeche y Tabasco

No son Nuevo León, Baja California o Jalisco las entidades que más dinero aportan a la federación. Campeche y Tabasco, que tienen la mayor producción petrolera, son los estados que sostienen en mayor medida al Gobierno Federal y a las entidades subsidiadas.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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