EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Jaque mate/Transgénicos

Sergio Sarmiento

“La agricultura ha enfrentado prejuicios

y mitos... De ahí la importancia de

fomentar y difundir las bases científicas

de las disciplinas agroalimentarias”.

Javier Usabiaga

Imagine usted la posibilidad de consumir productos del campo que no hayan tenido que ser rociados con pesticidas. No correría uno los riesgos a la salud que generan estos venenos hasta ahora indispensables en la agricultura.

Pues bien, estos productos del campo que no requieren pesticidas ya existen. El problema es que se apellidan “transgénicos” y han sido objeto de una intensa campaña de difamación. Algunos transgénicos tienen una gran resistencia genética a las plagas lo cual hace posible su cultivo sin necesidad de pesticidas. Uno pensaría que las organizaciones dedicadas a proteger el ambiente harían todo lo posible por promover su uso. Pero instituciones como la transnacional Greenpeace mantienen una campaña para impedir la introducción de estos productos a nuestro país. Este 27 de octubre, de hecho, vimos un episodio de esta campaña a un grupo de activistas le arrojaron granos de maíz al secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, en la inauguración de una reunión del Grupo Consultivo de Investigación Internacional Agrícola.

Pocas veces se ha visto una campaña tan intensa y -sí, en las palabras del propio Usabiaga- tan marcada por la ignorancia como la que Greenpeace ha desatado en contra de los transgénicos. La transnacional ha conseguido que intelectuales e incautos se unan en un intento por dejar fuera de nuestro país los productos que podrían darnos cultivos mejores, más productivos y más sanos.

Los transgénicos son vegetales que han tenido modificaciones en sus genes. Pero la transformación genética es un proceso que se lleva a cabo de manera gradual en la naturaleza. Desde hace siglos los agricultores lo han apresurado y guiado al mezclar especies distintas para obtener mayores rendimientos o especies más resistentes. Virtualmente todos los productos que consumimos hoy son producto de la manipulación del hombre. La biotecnología sólo ha acelerado el proceso y le ha dado mayores controles a los científicos.

Los transgénicos han revolucionado la producción agrícola en el mundo. Han permitido el cultivo de especies que no requieren pesticidas, como lo señalé, pero también de productos que no precisan de fertilizantes o del arado de la tierra. Esto es muy importante porque se evita el deterioro ambiental consustancial a la agricultura. Los transgénicos han hecho posible también el surgimiento de especies mejor adaptadas a las condiciones de sequedad o salinidad de la tierra. Para un país pobre como el nuestro, representan no sólo una oportunidad para tener mejores productos a mejor precio, sino una necesidad imperiosa para evitar que nuestra agricultura siga rezagándose.

El uso de transgénicos es algo ya muy común en el mundo. La mayor parte de los productos del campo en Estados Unidos, Canadá, Australia y Argentina portan ese apellido. Incluso los laboristas brasileños, que durante décadas en la oposición se resistieron a ellos, han adoptado políticas más liberales ahora que están en el poder; como gobernantes, no pueden dejar de entender la importancia de mantener una agricultura competitiva. Incluso Europa se ha volcado a los transgénicos. Un 30 por ciento de los productos del campo que se producen y consumen en ese continente son de tal naturaleza. De hecho, hay buenas razones para pensar que Europa instituyó inicialmente barreras a los transgénicos no por el temor a las consecuencias en la salud de estos productos sino como una medida proteccionista temporal para sus agricultores.

Una vez que los agricultores europeos han obtenido acceso a los transgénicos, se han suavizado las restricciones. Por su mismo origen los transgénicos se cuentan entre los productos más investigados y monitoreados del mundo. Es más probable que los productos supuestamente “naturales” causen daños a la salud que ellos. Pero Greenpeace mantiene la posición de que hay que prohibirlos aun cuando no se haya comprobado que generan daños. “No queremos ser conejillos de Indias”, es la posición de la transnacional.

Me queda claro que las autoridades deben mantener una supervisión sobre los transgénicos como sobre cualquier otro producto. Lo que no tiene sentido es el dogma de que hay que rechazar los avances de la ciencia por si en algún momento se llegara a descubrir algún daño de ellos.

Aerolíneas

La Comisión Federal de Competencia, (CFC), determinó el 21 de octubre que la fusión de Aeroméxico y Mexicana, así como de Aerolitoral y Aerocaribe, “podría ser procedente”. Por eso se anunció la reestructura. Pero antes de promover la venta de las aerolíneas la Comisión deberá aprobar que se hayan tomado medidas que incrementen la competencia en el mercado nacional.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 116705

elsiglo.mx