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GINEBRA, SUIZA.- Unos 70 mil feligreses se unieron ayer al papa Juan Pablo II en una misa al aire libre donde se celebró su primer viaje al extranjero en nueve meses.
“Estimados jóvenes”, dijo el pontífice en su sermón. “Ustedes deben saber que el Papa los quiere, los acompaña diariamente en sus plegarias, cuenta con su cooperación en relación al evangelio y los alienta a proceder con optimismo en la senda de la vida cristiana”.
Una gran ovación surgió de la multitud en que predominaban adolescentes suizos cuando el Papa, de 84 años, sentado en su silla y saludando con la mano derecha, fue llevado al podio.
El viaje es considerado una prueba muy importante sobre las condiciones de salud del Papa. Sin embargo, Juan Pablo II pareció más fuerte que durante su último peregrinaje, a Eslovaquia, en septiembre, cuando en ocasiones perdió el aliento y tuvo dificultades para concluir sus discursos.
El Papa lucía más cansado en la tarde. En un encuentro con antiguos miembros de la Guardia Suiza del Vaticano la tarde de ayer, sólo leyó las primeras y las últimas frases de su discurso y un obispo leyó el resto.
Anteriormente el Papa había omitido varias frases del texto preparado en que se denunciaba el maltrato a cualquier ser humano, que podría haber sido interpretado como una nueva referencia al abuso de prisioneros en Irak por parte de soldados estadounidenses. El pontífice planteó la cuestión por última vez cuando habló con el presidente de Estados Unidos George W. Bush el pasado viernes.
Sin embargo el Vaticano, que no brindó explicaciones sobre la omisión, considera el texto escrito como el oficial.
“La imagen de Dios se refleja en cada ser humano”, señaló la parte omitida del texto. “Esa es la base para la verdad más profunda del ser humano, que en ningún caso puede ser negada o lastimada. Cada insulto hacia un ser humano está dirigido en instancia final contra su creador, que lo ama como un padre”, indicó.
Pero el Papa leyó el fragmento siguiente, en que elogió a Suiza por su gran tradición de respeto a los derechos humanos, tal como se demostró en el caso de la Cruz Roja Internacional, que denunció ante funcionarios estadounidenses el maltrato a prisioneros iraquíes.
Un mar de banderas ondeaba desde la multitud congregada en el prado Allmend, un tradicional sitio de reunión en Berna. Había, entre otras, banderas de Colombia, España, Croacia, e Italia.
Algunos niños que asistieron a la ceremonia estaban vestidos con ropas tradicionales del sur de Polonia, región de origen de Juan Pablo II.
El Papa habló en tres de los idiomas suizos -alemán, francés e italiano- y en polaco a sus compatriotas.
Juan Pablo II regresó a Roma en un jet de Alitalia que partió de una base militar cerca de Berna a las 19:03, hora local.
