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MIAMI, EU.- Julio Iglesias no puede dejar de cantar. Sería como un sacrilegio contra sí mismo.
Después de una carrera de casi cuatro décadas que lo ha llevado a todo el mundo, asegura que no se cansa de hacer lo mismo que lo ha establecido en un icono musical.
"Es lo que hace que mi sangre circule en mi cuerpo", dice Iglesias. "Si no, se detiene".
Por lo tanto, el legendario intérprete español regresó a Miami para un concierto en el American Airlines Arena.
En 2003 estrenó su nuevo CD Divorcio , que ha vendido cientos de miles de copias en EU. En más de 35 años de vida artística, Iglesias ha logrado vender más de 250 millones de copias de sus discos, que lo establece como el artista hispano más popular y el solista que más vende en el mundo.
Cuando le mencionan que Divorcio podría ser una de sus mejores creaciones brota su sencillez.
"Tampoco hay que exagerar. No está mal el disco. El mejor disco de todos siempre es el último hasta después de tres meses".
De lo que Iglesias sí está seguro es que éste no va ser el último.
"Me quedan 50 discos más", afirma.
Tampoco está exagerando. Uno de sus proyectos, es una especie de recopilación de su vida musical con imágenes clásicas.
Manifestó que para 2005 y 2006 tiene programado visitar sitios históricos como las Pirámides de Egipto, por nombrar sólo uno, donde cantará alguna o varias de sus canciones mientras un equipo de grabación digital capta el concierto para la posteridad. Después tiene planes de dedicar 2007 a evaluar y editar el material audiovisual.
Otro lugar que le gustaría firmar una de esas grabaciones es en el teatro Olympia de París, donde recientemente fue ovacionado por miles de fanáticos al finalizar su más reciente gira por Francia.
Si Iglesias confesó al público que adora Francia, también enfatizó que se siente "muy español".
En noviembre y diciembre se va a cantar por primera vez a Vietnam, también regresará a Nueva Zelanda, Australia, Malasia, Indonesia, Filipinas, terminando el año en Shanghai, Pekín y Hong Kon
