Negroponte contará con una plantilla de 900 funcionarios estadounidenses y entre 600 y 700 iraquíes.
23 de junio de 2004
Washington, (EFE).- John Negroponte juró hoy como embajador de EU en Irak, lo que prepara la entrega de poder al Gobierno interino iraquí, dentro de una semana, algo con lo que Washington quiere dar más legitimidad a sus operaciones en ese país.
Negroponte se convertirá en el civil estadounidense de mayor rango en Irak cuando llegue a ese país a tiempo para el traspaso de la soberanía, y reemplazará al director de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA), Paul Bremer, que ha coordinado la reconstrucción durante los últimos trece meses.
El nombramiento del embajador y la apertura de una misión diplomática en ese país, que no existe desde hace 13 años, es un intento por parte del Gobierno de EU de eliminar el apelativo de "ocupación" de sus operaciones en Irak.
Así, en la ceremonia de jura el secretario de Estado, Colin Powell, dijo que la transferencia de poder de la CPA al Gobierno interino supone "el fin claro de la ocupación".
Sin embargo, aclaró que las fuerzas de la coalición seguirán ocupándose de la seguridad en el país "hasta que los iraquíes puedan asumir esta responsabilidad por sí mismos" y que permanecen allí con el consentimiento del Gobierno iraquí.
Rodeado de su familia, Negroponte juró solemnemente "apoyar y defender la Constitución de Estados Unidos" en la Sala Benjamin Franklin del Departamento de Estado, la estancia de columnas doradas, cortinas suntuosas y vistas a los principales monumentos de Washington que es la más noble del edificio.
Entre la audiencia estaban la Consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, y el subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, prueba de la importancia que el gobierno de EU coloca en la misión de Negroponte, un diplomático de carrera de 64 años que cuenta con experiencia en México, Honduras y Filipinas.
Ante la explosiva situación en Irak, donde en los últimos meses se ha acrecentado la violencia, Estados Unidos busca restablecer al menos una apariencia de normalidad en las relaciones entre los dos países y dotar a las nuevas instituciones de legitimidad a los ojos de los ciudadanos.
Por ello, Naciones Unidas fue una de las referencias frecuentes en los discursos durante la ceremonia, especialmente en el de Negroponte, cuyo último cargo fue el de embajador de EU ante este organismo.
El nuevo enviado de Washington a Irak afirmó que la Resolución 1546, adoptada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU hace dos semanas, "prepara el camino para el restablecimiento de la soberanía de Irak".
Negroponte afirmó que sus prioridades al frente de la embajada serán implantar "la seguridad ayudando a los iraquíes a derrotar a los terroristas y a los criminales que se oponen a un Irak libre, promover el desarrollo económico, y apoyar la democratización de Irak mediante elecciones, la promoción de los derechos humanos y el Estado de Derecho".
Para ello, dijo que es necesario "establecer rápidamente una misión estadounidense en Bagdad bien financiada" que trabaje con "la máxima coordinación" con las fuerzas multinacionales, las organizaciones internacionales y el pueblo iraquí.
Reconoció, sin embargo, que éste es un proyecto "que llevará muchos meses y muchos años".
Para ayudarle contará con una plantilla de 900 funcionarios estadounidenses y entre 600 y 700 iraquíes.
A ellos se unirán otras 300 ó 400 personas dependientes del mando militar, con lo que esta embajada podría convertirse en la mayor de EEUU en todo el mundo, según dijeron fuentes del Departamento de Estado.
Inicialmente se instalará en la "zona verde", sede de la CPA en Bagdad, para después trasladarse a la embajada de EEUU que el régimen del partido Baaz confiscó en 1970.
Negroponte, quien dejará en Washington a su esposa y a sus cinco hijos, recordó en su intervención a Sergio Vieira de Mello, el jefe de la misión de la ONU en Irak asesinado junto a otras 22 personas en un atentado en agosto pasado.
Cuando llegue a Irak, Negroponte se convertirá en un objetivo militar de los rebeldes, algo de lo que eran conscientes los diplomáticos y funcionarios que asistieron a su asunción del cargo.
"John, te guardamos los trabajos más difíciles", dijo Powell.