EFE
Londres, INGLATERRA.- El grupo mexicano Kinky desbordó todas las expectativas durante su animadísimo concierto celebrado el sábado por la noche en el Royal Festival Hall de Londres.
Más de mil personas bailaron al ritmo del “acid” jazz, la electrónica y el rock de una de las bandas más prometedoras del momento.
Desde luego quedó claro que Kinky es un grupo para descubrir y conocer en directo. Ni siquiera los propios componentes de la banda se esperaban que un auditorio de tanto prestigio se les fuese a quedar pequeño. Pero eso fue lo que ocurrió durante su actuación, incluida en el programa del festival latino La Línea, que se celebra este mes en la capital británica.
Kinky, que acaba de sacar Atlas, su segundo disco -en colaboración de John McCrea, vocalista del grupo Cake-, está formado por el teclista y acordeonista Ulises Lozano; por Gil Cerezo, vocalista y guitarra; Omar Góngora, batería y percusiones; Carlos Chaires, guitarra y César Pliego, bajista.
“Lo que ha ocurrido esta noche nos ha sobrepasado. Nos han entrado muchas ganas de volver. Londres es la capital de la música alternativa y siempre nos emociona venir”, comentó César Pliego.
Kinky, a quienes precedió en el escenario la estupenda artista mexicana Ely Guerra, es una banda que surgió a finales de 1998 en la ciudad Monterrey, México y que estrenó su primer disco, titulado con el nombre del grupo, en 2001.
Siempre dispuesto a experimentar, Kinky no ha dejado de cosechar premios tanto en su país como en el resto de Latinoamérica y de EU, donde consiguió varias candidaturas a los Grammy.
Lo mejor que tiene es esa fuerza, esa frescura y esa habilidad para improvisar que sobresale en sus espectáculos en vivo. El del sábado fue su cuarto concierto en Londres, donde sonaron sus temas más conocidos -como Más, Atlas, Mirando de Lado o Minotauro- mientras Cerezo y Chaires brincaban como locos de un lado al otro del escenario.
Hubieran hecho falta clavos para mantener a la gente pegada a sus asientos. Fueron muchos los que, muy a pesar del personal de seguridad, lograron acercarse a bailar junto al escenario.
“Nuestra música -comenta Pliego- no se caracteriza sólo porque sea bailable, sino que también puedes escucharla y razonarla un poco, porque dice algo... Nuestras letras hablan de todo tipo de cosas; del amor, de la sensualidad, de la fantasía”.
Kinky se empeña en rescatar los sonidos autóctonos de su tierra y de su mundo latinoamericano, como la cumbia, la batucada brasileña o la quebradita mexicana.
Ulises Lozano explica: “Estamos tratando de dar lo máximo cada día y no podemos sentarnos a pensar si somos esto o lo otro porque tenemos que preparar el siguiente concierto. Y lo hacemos siempre con nervios, pero con esos nervios emocionantes de querer saber cuánta gente va a venir a vernos”.
Kinky tiene previstos varios conciertos por Europa y Asia y en mayo tocará en el festival Vive Latino que se celebra en la capital mexicana.
Además, después de haber compartido escenario con artistas como Tricky, Flaming Lips, Beastie Boys o Shakira, pronto lo hará con otros de sus ídolos, como Radiohead, PJ Harvey, Massive Attack y Pixies, entre otros.
El grupo Kinky tiene mucho por delante. Pero, como dice Ulises Lozano, sólo pide un deseo: “Que podamos seguir disfrutando del camino, disfrutar del concierto de hoy y del de mañana, y que esto no termine nunca”.
