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La báscula gran rival de 'bobby' Cervantes

GÓMEZ PALACIO, DGO.- El aumento de peso es uno de los grandes dramas que vive un boxeador en su carrera profesional, el éxito de la misma depende de este factor, cuando no cuenta con la orientación de un nutriólogo su rendimiento desciende de manera considerable.

Tal fue el caso de Ramón “Bobby” Cervantes, peleador gomezpalatino que brilló a fines de la década de los cincuenta y principios de los sesentas por sus grandes cualidades para practicar este deporte.

Dueño de un estilo muy personal, además de la agresividad fuera de serie tenía un punch efectivo, que le valió noquear a un rival cuando estaba completamente drogy, una pelea histórica en el boxeo mexicano, en los Estados Unidos logró algo similar el gran Jack Dempsey.

Un esgrimista del boxeo, que tuvo como entrenadores a dos grandes maestros del ring, José Sacramento Díaz y Pancho Rosales, reconoce ahora que su ignorancia para alimentarse debidamente malogró su carrera.

Los problemas con el peso lo obligaron a abandonar el ring de la noche a la mañana, no hubo despedida, considera que nunca se retiró, para su fortuna personal supo ahorrar y ahora vive sin apuros económicos, orgulloso de haber podido formar seis hijos profesionistas.

Es parte de una generación de grandes boxeadores laguneros, integrada por los lerdenses Germán Ohm, Humberto “El Zurdo” Carrillo, Rodolfo “El Chivo” Díaz, los gomezpalatinos Octavio Salas, Claudio “El Lobito” Adame y Gregorio Flores, entre otros.

Hijo de un repartidor

De cuna humilde, Ramón Cervantes Martínez, quien cumplirá 67 años el próximo 30 de julio, recuerda que su padre, Juan Cervantes Espino, tenía una ruta en Gómez Palacio para repartir hielo en carretón de mulas.

“Desde chico fui muy inquieto, cursé la primaria en tres escuelas, de primero a tercero en la Bruno Martínez, cuarto y quinto en la 20 de Noviembre, sexto en la 18 de Marzo”.

Cuando era alumno de la Escuela 20 de Noviembre acudía a diario al Deportivo Gómez Palacio, ubicado en donde ahora está el Gimnasio Luis L. Vargas, ahí entrenaban varios boxeadores de esa época con José Sacramento Díaz.

A la salida de clases iba a verlos entrenar, entre los que menciona destacan Humberto “El Zurdo” Carrillo, de Ciudad Lerdo; Lucio “La Borrachita” González, “El Etíope” Ríos, Tránsito Ramírez y Catarino “El Calabrote” Guerrero.

“Le pedí permiso a mi papá para ir a entrenar con José Sacramento Díaz, pero éste no me aceptó, dijo que estaba muy chico, sin embargo, no di marcha atrás en mi propósito, rellené con acerrín un costal de harina de 200 kilos, lo coloqué en el corral de la casa y con guanteletas lo golpeaba a diario”.

El gusanillo por el box lo indujo a participar en un Torneo de Aficionados de Box en Torreón, al cual asistió el manager José Sacramento Díaz, quien al ver que anunciaban a Cervantes como oriundo de Gómez Palacio le propuso que fuera a practicar al Deportivo.

“Después de que me había despreciado fui a entrenar con él, fue mi manager durante 33 peleas en el plano amateur, con un récord de 30 victorias y tres derrotas, en 1954 asistí al Campeonato Nacional de Box en Acapulco, Guerrero, en donde obtuve el tercer lugar en peso Gallo, nada más perdí contra Rogelio Díaz, quien se coronó campeón nacional”.

Debut profesional

Recuerda que su primer combate profesional fue el 22 de marzo de 1956, en una función en la que Bernabé “Babe” Vázquez, campeón nacional de peso Ligero, se enfrentó a Humberto “El Zurdo” Carrillo en la pelea estelar, en la semifinal Germán Ohm contra José Becerra.

Ramón Cervantes se enfrentó a Claudio “El Lobito” Adame en la primera pelea de la noche a cuatro rounds, la cual ganó por nocaut. “Claudio me conectó varios golpes en el último asalto, estaba noqueado, pero de pie, logré responder con varios golpes para tumbarlo”.

Bajó del ring completamente drogy; cuando estaba en la regadera le preguntó a su amigo Raymundo Isáis qué había pasado y éste le respondió que dio una gran pelea. “De cuatro rounds subí a seis, luego a ocho, hasta llegar a diez, en una semifinal me enfrenté a Hilario Morales, de la Ciudad de México, a quien le gané por decisión y de paso le quité lo invicto”.

Estancia en el DF

A invitación de José Hernández, manager de Hilario Morales, se trasladó a la Ciudad de México para entrenar bajo sus órdenes en el gimnasio de los Baños Jordán.

“Hernández tenía varias figuras, José “El Toluco” López y Germán Ohm, entre otros, en quienes centraba su atención, no me hacía caso, su ayudante Cristóbal Rosas me consiguió una pelea en Taxco, Guerrero, la cual gané, me pagaron 175 pesos”.

Al ver que no había futuro consiguió un trabajo en un taller de torno en la colonia Obrera, pero considera que el box lo traía en el corazón y fue a los Baños Avenida, en donde el entrenador era Pancho Rosales, ahí conoció a José Nava, quien le empezó a buscar peleas a diez rounds en las albercas del Distrito Federal durante los domingos.

Recuerda que un día llegó “El Tío” Jiménez, ayudante de Pancho Rosales, quien en ese entonces vivía en calle Doctor Barragán de la colonia Los Doctores, para decirle que don Pancho quería que peleara en las funciones de los miércoles en la Arena Coliseo.

“Pancho Rosales me ofreció vivienda y comida, dejé de trabajar en el taller de torno para dedicarme por completo a lo que era la pasión de mi vida”.

Bajo las órdenes de este reconocido manager se enfrentó en el Coliseo de Acapulco a Ramón Garza, campeón Pluma del estado de Guerrero; tres semanas después regresó a este puerto para pelear contra Alex Arenas, campeón Ligero de esa entidad. “Mi primera pelea estelar en las funciones del miércoles en la Arena Coliseo de la Ciudad de México fue contra Guillermo Baltazares, a quien le gané por decisión”.

Recuerda que hubo una función de lujo en la que David Moore participó en la primera pelea de la noche, José Becerra en la semifinal, en la tercera él contra Eduardo Camarena, al que noqueó en el sexto episodio, en lo que fue un combate muy disputado.

En la pelea del retiro de Raúl “Ratón” Macías, “Bobby” Cervantes se enfrentó en la semifinal a Luis Trejo, del estado de Querétaro, en esa función estaba el empresario griego George Parnassus, quien lo invitó a pelear a los Estados Unidos.

“Esa noche le gané a Luis Trejo por decisión en una pelea muy cerrada, al término de la misma la gente empezó a lanzar monedas al ring, una de ellas hizo blanco en la frente de don George Parnassus, quien resultó con una herida de varios centímetros; me tuve que proteger con el banquillo para bajar del cuadrilátero”.

Al día siguiente pasó a la Comisión de Box del Distrito Federal para arreglar su visa y viajar a los Estados Unidos a principios de 1959, en donde sostuvo nueve peleas, en dos ocasiones se enfrentó al canadiense Pete Kawula, a quien derrotó por decisión en los dos combates, ese año ganó buen dinero.

Tronó su organismo

Admite que durante su carrera profesional le faltó una persona que supervisara su alimentación para dar el peso sin problemas, había empezado en la división Gallo con 54 kilos y terminó en Welter Junior con 67, pero llegó el momento en que tronó su organismo, fue en peso Ligero, batallaba para dar los 62 kilos que establece esta categoría.

“Traía un problema del tamaño del mundo, empecé a no dormir, desde entonces tengo un insomnio crónico, necesito Diazepam de diez miligramos para conciliar el sueño, hace años tomaba Valium de 25 miligramos”.

De Estados Unidos viajó a La Habana, Cuba, en donde sostuvo tres combates, contra Héctor Smith, Orlando Castillo, campeón Ligero de Cuba y José Ángel “Mantequilla” Nápoles.

“A Orlando Castillo le gané por decisión, José Ángel Nápoles me fulminó en el primer round el 29 de noviembre de 1959, subía al ring totalmente deshidratado, pues desde días antes de la pelea no comía ni tomaba líquidos para dar el peso en la báscula”.

Califica como una pesadilla lo que le sucedió en ese entonces, soñaba que estaba pegado con popote a un enorme barril de agua de limón, por las noches salía del hotel a buscar algo de comer y una pastilla para dormir.

“Me tenían que llevar de la mano a la ceremonia de pesaje, pues estaba totalmente débil, creo que fue culpa de mi ignorancia el no haber buscado un nutriólogo que me aconsejara”.

Situación difícil en Cuba

Cuenta que le tocó el festejo del 26 de julio de 1959, del primer aniversario de la Revolución Cubana.

“La situación estaba difícil, un avión ametralló a La Habana, varias personas fallecieron a consecuencia del ataque, me tocó ver la muerte del comandante Camilo Cienfuegos”.

Durante su estancia en la isla cubana se enamoró de una mulata, cuyo nombre ya olvidó, el manager Cuco Conde le advirtió que si se casaba con ella su regreso iba a ser muy difícil, por la situación diplomática de Cuba con otros países.

Cuando volvió a México enfrentó a Ultiminio Ramos en la pelea estelar del 27 de mayo de 1961 en la Arena Coliseo de Guadalajara, el cubano era primer Pluma mundial y campeón de su país.

“Ultiminio fue el único que me noqueó para la cuenta de diez, en el sexto round”.

El 30 de septiembre de 1962 pelea contra José Ángel “Mantequilla” Nápoles, este segundo enfrentamiento fue en la Arena Coliseo de la Ciudad de México, el cubano volvió a noquear al gomezpalatino en el primer round.

“Mi última pelea fue contra ‘El Marinero’ Celis, por ese entonces conocí al licenciado Benito Coquet, director general del Seguro Social, quien me recomendó para que obtuviera un empleo en la Unidad de Medicina Familiar número Diez de Gómez Palacio, en donde laboré durante 30 años, me jubilé en 1994”.

El ahorro, un tesoro

Asegura que al regreso a su tierra natal tenía una propuesta para sostener tres peleas en Japón, pero por recomendación del licenciado Benito Coquet decidió suspender la actividad boxística.

“Durante mis años de profesional logré reunir 150 mil pesos, por consejo de mi amigo Judo Sutsumi Nakasima, quien me enseñó la importancia del ahorro”.

El japonés le sugirió que con esa cantidad comprara casas o terrenos, logró adquirir siete viviendas, entre ellas la que habita, esto le ha permitido vivir con tranquilidad en el aspecto económico.

Su éxito

Considera que sus triunfos en el box se debieron a las facultades que tenía para practicar este deporte, en el que logró hilvanar 25 peleas sin conocer la derrota.

“Siempre me preparé al cien por ciento para cada combate, no obstante los problemas de peso que tenía, en plenitud estuve considerado como la mejor mano izquierda de México”.

La estrategia que utilizaba era el ataque, su golpe de izquierda fue definitivo, como en aquella pelea estrella que sostuvo en Guadalajara contra Ricardo Manzanillo, al que noqueó al sonar la campana. “Aproveché que estaba terminando el round para conectarle un gancho de izquierda y mandarlo a la lona”.

Menciona también su gira por Nicaragua, el 21 de diciembre de 1960 se enfrentó en Managua a Tony Huerta, campeón centroamericano Welter Junior, a quien le ganó por decisión; en Panamá peleó el siete de enero de 1961 contra Tito Marshall, al cual derrotó en el noveno round. Sus tres grandes managers fueron José Sacramento Díaz, José Hernández y Pancho Rosales.

Consejo

Recomienda a los jóvenes boxeadores que nunca vayan a tener problemas con el peso, que coman bien, busquen la asesoría de especialistas en Medicina Deportiva para que desarrollen una carrera de triunfos, el boxeo es corto y deben cuidarse en todos los aspectos.

Sus datos

Nombre: Ramón Cervantes Martínez.

Apodo: “Bobby’’.

Lugar de Nacimiento: Gómez Palacio, Durango.

Fecha: 30 de julio de 1937.

Sus padres: Juan Cervantes Espino y María Martínez de Cervantes.

Su esposa: María Luisa Rodríguez de Cervantes.

Sus hijos: Oralia, Ramón, Luis Mario, Ana Luisa, Rocío y Hugo Cervantes Rodríguez.

Estudios: Primaria.

Boxeador Amateur: de 1953 a 1955.

Debut profesional: 22 de marzo de 1956 contra Claudio “El Lobito” Adame.

Giras internacionales: a Estados Unidos, Cuba, Panamá y Nicaragua.

Sus grandes triunfos: ante Claudio Adame, Luis Trejo, Pete Kawula, Paul Harris, Dany Valdez, Hilton Smith, Tito Marshall y Tony Huerta.

Sus adversarios más difíciles: José Ángel “Mantequilla” Nápoles y Ultiminio Ramos.

Managers en su carrera: José Sacramento Díaz, José Hernández y Pancho Rosales.

En la actualidad: trabajador jubilado del Seguro Social.

Un recuerdo

Raymundo Isáis, aficionado de antaño al box, recuerda de una manera emotiva la función de box en la que Ramón “Bobby” Cervantes noqueó a Claudio “El Lobito” Adame.

Cuenta que el programa lo encabezaba Bernabé “Babe” Vázquez, originario de San Miguel de Allende, Guanajuato, quien fue campeón nacional de los Ligeros durante 16 años.

“Bernabé venía de pelear contra Paulo Rossi en el Madison Square Garden de Nueva York, a los 19 días de este memorable combate llegó a Gómez Palacio para enfrentarse a Humberto Carrillo”.

Recuerda que los programas de la función anunciaban que Bernabé “Babe” Vázquez se presentaba directamente del Madison Square Garden a la Arena Olímpico Laguna, lo cual resultó toda una atracción para los aficionados, quienes se dieron cita en buen número.

“Babe” Vázquez dio una buena exhibición durante diez rounds, le ganó a Humberto “El Zurdo” Carrillo por decisión.

“En la semifinal estaba el lerdense Germán Ohm, clasificado a nivel nacional, a quien le buscaron un rival a modo para que se luciera. Un señor de apellido Trigo, residente de Torreón, había traído de Guadalajara a un joven que peleaba a diez rounds, el cual completó el programa”.

Indica que el boxeador de relleno resultó ser José Becerra, quien esa noche debutó como profesional y para sorpresa de todos, le ganó por decisión a Germán Ohm. Becerra después fue campeón del mundo en peso Gallo. En la pelea de “abrir boca”, pactada a cuatro rounds, se enfrentaron Claudio “El Lobito” Adame y Ramón “Bobby” Cervantes, este último también debutaba.

“Desde el principio fue un pleito de gran desgaste, se golpearon mucho los dos, Claudio tenía buenos movimientos, velocidad y precisión en los golpes”.

Comenta que “Bobby” Cervantes se mostraba lento, pero pegaba más fuerte que “El Lobito” Adame. “En el cuarto asalto Claudio andaba muy lastimado de la nariz porque Cervantes lo había fustigado con varios rectos de izquierda y derecha, no podía respirar por los borbotones de sangre que salían del apéndice nasal y boca”.

Indica que Claudio Adame se movía como una pantera alrededor del “Bobby” Cervantes, quien peleó con la guardia baja, cuando recibió la andanada de golpes que lo pusieron drogy, se le cayeron los brazos a la altura de la cintura.

“El grito de los aficionados no dejó escuchar a Claudio, quien no se dio cuenta del daño que le había hecho a Ramón, por los borbotones de sangre que le brotaban”. Precisa que “El Bobby” Cervantes se quedó parado, de repente tiró rectos de izquierda y derecha, que hicieron blanco en la boca de Claudio, quien cayó a la lona y se fue rodando hasta la orilla del ring, salió del cuadrilátero y cayó parado, como autómata se fue al vestidor.

“Le levantaron el brazo a Ramón en señal de triunfo, sin darse cuenta de lo que había sucedido, cuando estaba en la regadera despertó con el agua, fue hasta entonces que reaccionó”.

Asegura Raymundo Isáis, quien ingresó al vestidor, que Cervantes le preguntó si lo habían tumbado, le respondió que no ocurrió tal cosa. “Algo similar le pasó al ex campeón mundial Jack Dempsey, en un combate en que no se preparó bien por tratarse de un rival desconocido, quien le conectó fuertes golpes en el tercer asalto que lo hicieron ver mal”.

Narra la anécdota que Dempsey continúa el combate en condiciones desfavorables, sin embargo, en el séptimo round derribó al contrario.

Regresa a su casa en una canoa, en compañía de su manager Jack Keern, mientras remaba le promete que ya no va volver a suceder eso, se va a preparar a conciencia para darle una paliza a ese muchacho.

“Dempsey tampoco se había dado cuenta de lo sucedido esa noche”, concluye Raymundo Isáis.

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