Londres, (EFE).- Los métodos utilizados en la caza de las ballenas son demasiado crueles y deberían terminar, según un informe de "Whalewatch", una coalición de 140 grupos ecologistas.
El documento que lleva prólogo del prestigioso naturalista británico David Attenborough, dice que muchos de estos cetáceos no mueren de forma instantánea y las pruebas para determinar exactamente cuándo pierden la vida son inadecuadas.
Las personas dedicadas a esta caza aseguran que sus métodos no son crueles y rechazan las peticiones para acabar con esta práctica.
Sin embargo, Attenborough asegura que "no hay una forma humana de matar a una ballena en el mar" y se pregunta si la caza de estos animales "puede ser todavía tolerada por una sociedad civilizada".
Según él, las ballenas son cetáceos con una gran evolución, muy sensibles y con una vida social compleja.
"Son los animales más grandes que hayan existido, más grandes que cualquier dinosaurio. No hay nada en el cuerpo de una ballena que sea de uso para nosotros y que no podamos encontrar equivalentes en otra parte", añadió el naturalista.
La publicación del documento, titulado "Aguas Turbulentas", coincide con una campaña global contra la pesca de ballenas.
Entre los miembros de la citada coalición, de 55 países, incluyen la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales y la Sociedad de Conservación de Ballenas y Delfines.
"Whalewatch" presiona a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para que se detenga toda la pesca comercial y científica, que se mantenga la moratoria comercial que está en vigor desde 1986 y que se concentre en el problema de la crueldad.
El informe afirma que más de 1.400 ballenas pueden morir este año, a pesar de la moratoria.
A la mayoría se las caza con arpones diseñados para explotar una vez dentro del cuerpo del animal, aunque pequeñas comunidades costeras del Artico utilizan otros métodos.