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La ciencia, fuente de ideas y valores

Luis Maeda Villalobos

Existe una luz en el camino perdido de la lucha por el poder, de las políticas erráticas y otro tipo de intereses. Es la ciencia vinculada a la tecnología, el sendero que contribuirá al desarrollo de la producción, que es en estos momentos, fundamental y necesaria, para la supervivencia de una demografía explosiva, con recursos naturales que se agotan irremisiblemente. Las políticas y sus protagonistas, como buenos actores, en lugar de considerar la premisa, se distraen y luchan denodadamente por llegar al poder, cuando la sociedad reclama cambios reales hacia el progreso y sobrevivir.

Esta nueva idea revolucionaria, tuvo sus raíces históricas hace no menos 2,600 años, en la época de oro de los filósofos griegos y sus maestros egipcios, quienes pensaron en un Universo infinito y sin aparatos ni laboratorios, comprobaron que la Tierra no es el centro del Cosmos y que el planeta es redondo y gira alrededor del Sol. Pitágoras, por ejemplo, pensó que el humano es un individuo indivisible, compuesto de cuerpo y alma, materia y espíritu en movimiento. De ahí parte la explicación natural de los hechos, por medio de la ciencia, que hará pensar al hombre moderno de una manera distinta a las doctrinas dogmáticas, centrando los conocimientos en tres círculos básicos: el hombre, la Tierra y el cielo, que se enlazan entre sí, para fundamentar una representación real de la Naturaleza, Universo o Cosmos, en donde existe una armonía y orden, en un todo relacionado, con regularidades constantes y precisas, que pueden ser conocidas en términos matemáticos, que los científicos y filósofos llaman Leyes naturales.

El cambio de actitudes del hombre actual se debe a la ciencia, que junto a las técnicas aplicadas, son fuente de ideas y valores ante la Naturaleza, como una revolución o cambio drástico que alguien ha llamado acertadamente desacralización del mundo. Gracias a ello, el humano inteligente trata de ubicarse frente al mundo natural y social, para cuestionar los principios éticos, jurídicos y políticos, que siempre se han sustentado en doctrinas exóticas y dogmáticas obsoletas.

Ahora se piensa que la idea de la Naturaleza, regida por leyes, soporta todas las transformaciones y fenómenos, proyectándose sobre la sociedad y su historia, tanto en sus cambios como en su desarrollo.

Así vemos, que modernamente hay inquietudes basadas en la realidad, por lo que han surgido innovaciones en los códigos morales, sistemas jurídicos. Los mismos regímenes políticos ya requieren reformas con depuraciones de protagónicos, exigiéndose personalidades limpias, con educación y preparación técnica y científica y nada de improvisados en el sentido que tienen las actividades del hombre.

En la nueva realidad histórica, México de manera conexa con el Estado de Derecho, conforma una organización suprema donde descansa el poder, la libertad y la seguridad del hombre, con nuevos conceptos en cuanto a sus fundamentos y fines. En esa perspectiva, hay sugerencias en forma científica, donde el humano no solamente pueda descubrir sino también construir, porque los valores en el desarrollo de la ciencia, giran en torno a la verdad de los conocimientos con los que se afirma su validez, gracias al intelecto del hombre.

Los valores científicos se expresan por el razonamiento lógico de una vinculación de la teoría con la práctica y los conocimientos verdaderos serán al mismo tiempo útiles a la sociedad y sin dar lugar a contener ideas erróneas como en la actualidad, donde sólo son la expresión de una clase social dominante, que busca realizar sus intereses económicos, junto a políticas que manejan sus propios valores morales. Por lo mismo, vivir en la época moderna en actitudes contemplativas, es impropio, porque conduce a la inercia de la sociedad y del individuo. Por el contrario, con la educación, la ciencia y la tecnología, surgen actitudes fuertes, sin demagogia, que sustentan las transformaciones requeridas para el cambio social, el desarrollo productivo y la conservación de la Naturaleza, en una justicia igualitaria.

El hombre así, asume responsabilidades en la dirección de su destino, con libertad de pensamiento y con actitudes de acuerdo a sus talentos creativos y sus relaciones con los demás, como ente social. En el escenario actual, es fundamental, como lo hemos visto, dar importancia a la disciplina científico-técnica, para el crecimiento y desarrollo sustentables, con el paralelo incremento al Producto Interno Bruto (PIB), cuyos renglones de educación y ciencia, deben ser prioritarios como así lo consideran los países avanzados o superindustrializados.

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