La receta está en el enfoque que se tenga al asistir a un gimnasio, puede usted asistir y sentirse una mujer u hombre más seguro, o más feliz, o más fuerte, o más sana, sin embargo, sea cual sea el enfoque que le dé a su visita al gimnasio, este debe conducirse con un ánimo de superación, que por regla general lleve consigo la esencia de no perjudicar a nadie, sino más bien de ayudar a alguien, ya sea que con la propia salud que se adquiere beneficia uno a su familia, o quizá con la alegría que se obtiene después de entrenar un rato y ésta se desborda en casa, o a lo mejor con el solo hecho de acudir a entrenar se obtiene la oportunidad de dar algo de nosotras mismas(os), una enseñanza, un ejercicio, una sonrisa o simplemente un buen deseo, le sugiero que asista al gimnasio a dar, tanto a los demás como a su propio ser, una visita al médico, a la oficina, o a un baile no debe ser diferente, es sólo una forma diferente de dar, y dar es desbordar un universo de amor a través de nuestros actos o pensamientos para bien de otros, y de rebote, qué satisfacción.
Puede cada una de nuestras asistencias a un gimnasio no significar gran cosa para alguien, pero cada paso compartido con otros seres en la vida es una nueva oportunidad para dar y compartir una pequeña o gran parte de nuestro ser, que en esencia es puro y bueno.
Entonces pues, viva feliz y elija un buen enfoque, basta con que usted decida emprender algo benéfico para sus compañeros de gimnasio y el universo entero cooperará para que se realice.
Hasta la próxima...