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La disputa del oro verde

Israel Gallegos Candiani

Transcurridos casi cinco meses de escándalos políticos, los partidos tendrán al fin la oportunidad de medir la efectividad de sus posicionamientos y estrategias de campaña.

El domingo 16 de mayo se renovarán en Yucatán 106 alcaldías, incluyendo Mérida, y el Congreso local conformado por 15 distritos de mayoría y diez plurinominales.

A pesar de que el Partido Acción Nacional está en posesión hoy tanto del Gobierno del estado como de la alcaldía de Mérida, enfrenta circunstancias de alta competencia que pone en duda su permanencia como partido de mayoría en la capital. Pero, ¿cuál es la importancia que tiene esa elección para los partidos y para todos los mexicanos? Primero: es la competencia que marca el inicio de los 14 comicios estatales que se realizarán este año en los que se elegirán diez gubernaturas, 1,695 ayuntamientos y 14 Congresos locales. Segundo: para los partidos no sólo representará el momento para medir fuerzas, sino también la oportunidad para renovar el ánimo de su militancia de cara a los procesos que se avecinan.

Tercero: para los mexicanos significa la alternativa de ratificar la oferta política del sistema demócrata representado por el PAN, o la de retornar al sistema autoritario de Gobierno representado por el PRI y encarnado en su candidato Víctor Cervera Pacheco, tal y como hasta estos momentos lo han planteado los no priistas.

No parece accidente la decisión de Roberto Madrazo de optar, tanto para la elección de Mérida como para la de Tijuana -Jorge Hank Rohn-, por dos candidatos cuya imagen se asocia con lo más característico del PRI y su forma tradicional de ejercicio del poder: un Gobierno déspota violatorio de los derechos humanos personificado por la corrupción de sus integrantes.

Tal parece que el PRI ha decidido convertir a Mérida y Tijuana en un gran laboratorio de prueba en donde pretende apreciar si los ciudadanos, ante el desánimo y hartazgo producto de la parálisis legislativa y gubernamental, determinan retornar a lo viejo conocido en vez de esperar los resultados de lo apenas tratado. Si los ensayos son favorables para el Revolucionario Institucional, Madrazo podría imitar los métodos y sugerir procesos similares para los comicios estatales que se efectuarán antes de 2006.

No obstante que Yucatán ha representado para el panismo un emblema de su larga lucha por la democracia en México, lo cierto es que el estado ha mantenido una fuerte polarización ciudadana entre los dos principales partidos.

En las elecciones presidenciales de 2000 el PAN obtuvo el triunfo en Mérida con tan sólo un punto porcentual sobre el PRI, su más cercano competidor. Para 2003 el PAN confirmó su mayoría con apenas cinco puntos porcentuales de ventaja del PRI.

La moneda está en el aire, no hay nada para nadie todavía. Le corresponde a los yucatecos decidir a quién le entregan el oro verde.

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