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La esquina de una calle es su lugar de trabajo...

CUAUHTÉMOC TORRES ALVARADO

EL SIGLO DE TORREÓN

FRANCISCO I. MADERO, COAH.- José Campa Campa tiene 76 años y vive solo. Su esposa murió hace como 13 años. No tiene patrimonio y vive en un cuarto que le presta un amigo. A diario come con lo que junta en un vaso de unicel.

Cada mañana, José se posesiona de la esquina de la calle Francisco I. Madero y avenida Hidalgo para cantar a decenas de personas que transitan por allí. Su voz ronca, su aspecto ranchero y color de piel, ratifican su pasado: campesino.

José nació en el Estado de Jalisco. Desde los 15 años vive en la Comarca Lagunera. Su primer trabajo en la región fue en los campos de algodón. Aquí conoció a la que fue su esposa, María Barraza y con la que nunca pudo tener una familia.

“Nunca tuvimos hijos. Tengo una familia allá de donde soy, pero son primos, tíos y así. Aquí no tengo amigos, mi familia más cercana es la de mi esposa, pero no los veo mucho, desde que me quedé sin casa no los visito a diario”.

Hace 15 años empezaron los problemas. A su esposa le detectaron cáncer en el vientre. Tenía un bulto que pesaba entre casi tres kilogramos. De inmediato, José se fue de “mojado” y estuvo mandando dinero. Ella permanecía en la casa que su marido había comprado años atrás.

El esfuerzo de José resultaba insuficiente. Su regreso era inminente. Al llegar a Madero, la necesidad de seguir viendo viva a su esposa fue inmensa. Vendió su casa para solventar los gastos médicos de su mujer.

También eso fue inútil. María murió a consecuencia del mal. José quedó desamparado, ni su esposa ni su casa ni nadie tenía ya con él. En el hogar de los consanguíneos de su esposa le dieron alojamiento. Él no lo ha querido por completo.

Sin trabajo, José decidió seguir con su vida: llena de tristezas y dolores, más penas que alegrías. Su esposa era su ilusión. Ahora canta en la calle. Sólo quiere comer. Ya no importan más objetos o pertenencias, la supervivencia lo alcanzó.

Sus canciones son de dolor. Su entonación de tristeza. “Tal vez es por eso que decidí cantar, porque me gusta y por las penas que traigo. No junto mucho, nomás para un lonche y algo más. Nomás estoy aquí un rato y me voy.

“No tengo muchos amigos porque algunos hablan nomás de lo que tienen y quieren. A mí no me gusta ser así. Yo prefiero ser de otra manera. El campo ayuda mucho a no ser como ellos. Termino aquí y me voy a mi cuarto yo solo”.

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