EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- La zona del vicio. Inexpugnable para las autoridades, se localiza en un rincón de la ciudad, a las faldas de un cerro en el sector sur poniente. La colonia La Fe, compuesta por callejuelas y callejones sin salida controlados por un grupo de “puchadores” que alertan mediante modernos radiotransmisores, la eventual presencia policíaca en el lugar. Es territorio de “El Danny”.
Desde el cruce de las vías férreas a la altura del bulevar Revolución y calle Viesca, donde se observa la Casa del Cerro y a su costado izquierdo una empresa fabricante de hielo, nuestra presencia ya es detectada por las decenas de vigías ubicados en puntos estratégicos que dan la voz de alarma en caso que amenazara un operativo antidrogas.
Tenemos que descender del vehículo que nos transporta, pues para acceder hasta el punto donde se realiza la venta de droga, debe ser a pie, ya que ninguna unidad automotriz entra por el callejón localizado a espaldas de la hilandera que hace varios años se declaró en quiebra y que dio nombre a la colonia.
Comenzamos ascender por la inclinada callejuela. Nuestra presencia es detectada. Individuos que portan “walkie talkies” ya se comunican entre sí y todos permanecen alerta ante la llegada del desconocido.
Desafiantes, ninguno de los vigías se mueve de su sitio. La mirada cetrina del más cercano, nos escudriña de arriba hacia abajo. Sin quitarnos la vista de encima, se acerca su radiotransmisor y dice unas palabras. Nota que no somos policías.
Durante el trayecto nos encontramos con más vigilantes que nos siguen observando. Esperan algo que nos delate para actuar a la defensiva. No damos motivo y tratamos de no evidenciar nuestro nerviosismo. Estamos ya dentro del territorio de “El Danny”.
Al observar el lugar de día, se explica por qué los operativos resultan infructuosos, ya que desde lo alto se puede apreciar cuando se acerca el convoy policíaco que al llegar por lo regular no encuentra nada. Pero se sigue vendiendo droga.
Reporteros de El Siglo de Torreón realizamos un recorrido por la colonia La Fe, luego que varios vecinos afirmaron que los vendedores de droga siguen trabajando impunemente en este sector, además que hay cuando menos otras seis unidades policíacas involucradas en el escándalo de los sobornos, tanto de la Policía Ministerial como de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM), que reciben dinero a cambio de protección.
Según la versión de estas personas que solicitan su anonimato por razones obvias, los hermanos Daniel y Juan Antonio García Ávila, alias “El Danny” y “El Chacho”, respectivamente, pusieron en evidencia a los policías que pasaban por “el moche” con la única intención de quitárselos de encima, pues apenas se hicieron públicas las comprometedoras fotografías, los vendedores de droga cambiaron su residencia al municipio de San Pedro.
Los entrevistados aseguran que “El Danny” y su hermano “El Chacho” siguen operando sus “negocios” desde aquel municipio para estar más tranquilos y evitar ser detenidos.
Otro de los habitantes de la colonia La Fe aseguró que “El Danny” tiene varios puntos de distribución. Entre las “tienditas” de este “puchador”, el vecino mencionó un bar que se encuentra sobre el Periférico a dos cuadras de la Cruz Roja de Ciudad Lerdo y otra cantina denominada “La Pasadita” en la calle Octava y calzada Gustavo A. Madero de la colonia Morelos de esta ciudad.
Los vecinos declaran que toda la familia de este sujeto está involucrada en esta ilícita actividad, algunos la empacan, otros la hacen llegar a sus distribuidores en las diferentes “tienditas” y recogen las ganancias.
“Nunca los van agarrar porque reparten mucho dinero. ‘El Chacho’ siempre anda en taxi. Hace como que anda trabajando pero en realidad viene a entregar la mercancía y al día siguiente, muy temprano, viene por el dinero de las ganancias”, dice uno de los quejosos.
Sobre la corrupción de los policías, los vecinos aseguran que varias unidades de la DSPM siguen visitando el lugar para cobrar sus “moches” y éstas no han sido mencionadas en la investigación que se realiza al interior de esta corporación.
Señalan que también acudían por su “cuota” por lo menos otras dos unidades de la Policía Ministerial. Una camioneta pick up es conducida por un agente que los vecinos describieron como “alto, moreno, regordete, de cabello corto y trompudo”, el otro vehículo también pasaba por dinero. De este último se encargaba un sujeto “chaparro, de bigote, era el que se bajaba para recibir el premio por su discreción”.
Los informantes aseguraron que ellos ya habían denunciado a estas personas ante la Procuraduría General de la República (PGR) y aseguran que sus señalamientos nunca fueron atendidos por los agentes federales.
