Madrid, España.- Cuando alguien llega a un punto en la vida en el que piensa ?madurar es empezar a pudrirse?, es lícito que se inventen, por motivos de salud mental, al menos dos o tres álter egos que le ayuden a sobrellevar el día a día.
Lucía (Cecilia Roth) lo tiene claro, simplemente con cambiar de imagen se puede cambiar de vida. Pero la imaginación que Lucía vuelca en los libros de literatura infantil que publica está a años luz de lo que le depara su realidad unos minutos antes de salir de viaje con su marido, desde México DF rumbo a Brasil.
Es el 28 de noviembre: ¿será una broma que han secuestrado a su marido en el baño del aeropuerto? Así arranca La Hija del Caníbal, una adaptación libre de la premiada novela homónima de Rosa Montero, dirigida por el mexicano Antonio Serrano, un hombre que vio reconocida su carrera como actor, escritor y director tras el estreno de su ópera prima, Sexo, Pudor y Lágrimas, el filme más taquillero de la historia del cine mexicano.
Lo que Serrano comienza como un thriller, en busca del marido secuestrado, pronto se convierte en una drama intimista en el que la protagonista se refugia en dos vecinos: uno anciano y temperamental (Carlos Álvarez Novoa, Solas) y el otro, el joven inexperto y pasional, Adrián (interpretado por el debutante en cine Kuno Becker, una cara conocida de la televisión mexicana).
Y termina en road movie, en un paseo por el mundo del fraude, del hampa de un México herido por la corrupción donde la imaginación de la protagonista y su mundo de apariencias empiezan ?a pudrirse?.
