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La muerte en un video/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Apareció otro video revelador. Podría tratarse de un simple desahogo dentro de una crisis emocional: una persona acusa frente a la cámara, en una grabación ex profeso, a un empresario de querer matarlo.

Y aunque carece de sentido (y por supuesto de alcance jurídico) responsabilizar a alguien por un suceso futuro, el asunto se complica cuando el denunciante videograbado aparece muerto poco después. Por añadidura, el inicial anuncio de que se trata de un suicidio fue corregido por la versión de que un paro cardiaco resultado de hipertensión fue la causa de la muerte. Antonio Lomelín, gran figura de los ruedos, no murió ante un burel como en varias ocasiones estuvo a punto de ocurrir.

Su deceso se produjo el domingo siete por la noche. La agencia Notimex informó que el torero se había suicidado. Varios servicios noticiosos radiales se hicieron eco de esa información o lograron la propia, todos en el mismo sentido. En alguna se atribuyó a un hijo del diestro fallecido esa versión sobre su muerte. A la mañana siguiente, sin embargo, Patricio Lomelín, hijo del espada que se retiró el 18 de febrero de 1996, desmintió esa especie y pidió corregir lo dicho hasta ese momento. Su padre, dijo, había fallecido de muerte natural. Se expidió el certificado de defunción correspondiente y el martes nueve, anteayer, el cuerpo del matador fue incinerado y sus cenizas llevadas a Acapulco.

Pero esa misma noche del martes apareció en el noticiario del canal 40, conducido por Ciro Gómez Leyva, el torero Jorge de Jesús, conocido como “El Glison” (mote derivado de su apellido, Gleason). Llevaba consigo un video. Pero a diferencia de los que han dado cuenta de las andanzas de Gustavo Ponce, Carlos Ahumada, René Bejarano y Carlos Imaz, el que el visitante de CNI portaba no era de origen desconocido. Él mismo lo había grabado el tres de febrero pasado, a instancias de Lomelín, quien narra peripecias surgidas de un incidente con el empresario taurino Rafael Herrerías, a quien acusa de haberlo amenazado de muerte.

El diestro muerto el domingo pidió a su colega dar a conocer el documento gráfico “si algo le pasara”. Al día siguiente de la grabación, Lomelín presentó al ministerio público una denuncia de hechos, en que narra lo relatado en el video. El 14 de diciembre pasado, relató el torero nacido el 13 de junio de 1946 en Acapulco, tuvo un incidente con Herrerías.

Coincidieron en un restaurante cercano a la Plaza México, después de una corrida que no satisfizo a Lomelín, que criticó ante Herrerías la calidad del festejo. El empresario habría respondido “que por qué me metía en lo que no era mío y que qué me importaba”. Y hasta llegó a decir, según el narrador, “te voy a madrear, te voy a matar”. Según su versión, Herrerías salió del restaurante hacia su camioneta de donde volvió pistola en mano. Mientras tanto, los escoltas del empresario lo habrían movilizado y un hijo de Herrerías y el señor José Martínez Vértiz lo habrían pateado. Javier Pérez Touffer pretendió disculpar a Herrerías, narró Lomeín: “No le hagas caso, a todo el mundo le dice lo mismo, pero no”. El presidente del club América hacía referencia a la conocida agresividad, verbal por lo menos, del empresario que, como Pérez Teuffer maneja intereses del grupo Televisa. Ha protagonizado varios episodios en tal sentido, incluso con taurófilos que lo acusan de promover la reventa para burlar la vigilancia de la autoridad sobre los precios de entrada a las corridas.

El propio Gleason presentó alguna vez denuncia contra Herrerías, también por amenazas. El penoso incidente parecía haber concluido allí. Pero en diversos momentos después, durante el mes de enero, Lomelín creyó percatarse de que gente extraña lo seguía, lo que atribuyó a su gresca con Herrerías. Por eso decidió grabar su acusación y presentar la denuncia. En el video enjuició al empresario: “Realmente lo que ha venido a hacer Herrerías es echar a perder la fiesta. Realmente es una tristeza y creo que esto merece un cambio. La fiesta de los toros vale mucho y un loco como Rafael Herrerías no tiene nada qué hacer (en ella)”.

También habló de sí mismo: “Esto ha venido a desestabilizarme y me ha causado una crisis nerviosa. Es muy desagradable salir de mi casa y darme cuenta de que los guaruras, en coches viejos, se me acercan o se me cierran y me hacen señas de que voy a ver. Por eso levanté la denuncia por amenazas... Este seguimiento que me han hecho no va a acarrear nada bueno y realmente tengo miedo de que me maten”.

No hay señal material alguna de que en efecto lo mataron. Pero está muerto. Y si bien su estado de ánimo podría haberlo conducido a una desestabilización como él mismo dijo, que a su vez lo empujó a formular una denuncia carente de bases, lo cierto es que como antiguo profesional del toreo expresó, tal vez de modo no comedido el 14 de diciembre y con vehemencia en el video, un sentir generalizado de los participantes y los amantes de la fiesta taurina, que adquiere la fuerza de un mensaje de ultratumba. Lomelín se inició como novillero el 11 de octubre de 1964.

Recibió la alternativa tres años después, el 20 de noviembre de 1967, en Irapuato, de manos de Manuel Capetillo. La confirmó en la Plaza México el 18 de febrero de 1968. Y en España lo hizo el 28 de mayo de 1970. Fue un torero de grandes faenas, que le merecieron salir a hombros en la plaza de Las Ventas, en Madrid. Y resintió también varias y severas cornadas, que lo tuvieron al borde de la muerte.

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