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La Neta

juan manuel gonzález

Aunque la formación de los valores fundamentales del ser humano ocurre durante la infancia dependiendo en primera instancia de los propios padres de familia sobre todo a través del ejemplo, es innegable que también le corresponde de manera especialmente importante a la educación formal. Por ejemplo, el aprecio por los valores como la sana convivencia, el respeto a las leyes y las normas sociales y los valores patrios y de identidad nacional, se procuran inculcar a los niños durante la educación básica. La educación media superior siembra en los estudiantes los valores como la cultura, la justicia, la libertad y otros valores sociales y políticos. En el nivel superior, se procura desarrollar en los universitarios el sentido de la responsabilidad social, y la subsidiaridad y todavía en el postgrado la formación ética y valoral sigue estando presente. Por todo lo anterior, puede decirse que la adquisición de valores es un proceso que cubre una porción considerable de la vida de las personas en su paso por las instituciones.

La educación universitaria, aparte de incluir la enseñanza de conocimientos competencias y habilidades, también incluye o debe incluir la transmisión de hábitos, actitudes y valores. La ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior) recomienda a las instituciones de educación superior que hagan énfasis en valores como calidad, innovación, congruencia con la naturaleza académica, pertinencia con las necesidades del país y de cada región, equidad, humanismo, compromiso con la construcción de una sociedad mejor y autonomía responsable. En pocas palabras, priorizar tres grupos de valores: científicos, profesionales y cívicos.

¿Cuál es la realidad actual y la tendencia de la siembra y práctica de los valores en los universitarios?, Como éstos dicen coloquialmente: ¿Cuál es la neta? Bárbara Keopowics Malinowska, Profesora Investigadora del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad de Guanajuato, presenta un artículo en la revista Reencuentro que muestra los resultados de una investigación sobre las discrepancias entre los valores declarados en los proyectos curriculares y los que resultan en la formación de la identidad de los estudiantes universitarios cuando terminan su formación profesional. La investigación se realizó con metodología cualitativa, con medios de contacto apropiados para generar confianza y mayor acercamiento con los estudiantes encuestados y entre las principales conclusiones se mencionan la heterogeneidad de los valores vividos en las prácticas curriculares y una diferencia significativa entre los valores reales y los que se desean inculcar a los universitarios. Hay poca conciencia de la profesión, entendida ésta como un servicio de calidad para la sociedad.

Para el universitario recién graduado, la integración a la sociedad y el paso hacia la vida independiente no es nada fácil, aunado a ello, no reciben retroalimentación práctica de que actitudes y conductas deben asumir cuando se inician en el trabajo sobre todo hoy, cuando se viven intensos cambios políticos, económicos y sociales; los valores tienen una influencia fundamental para la toma de decisiones al egresar de la Universidad. Al salir de la Universidad, ¿con qué elementos cuentan los jóvenes para enfrentar este reto? ¿en qué creen? ¿qué pretenden hacer con su vida? ¿cómo influye en esto su Universidad?. Por cuestiones obvias de espacio, mencionaré solamente algunos de los resultados de la investigación haciendo énfasis en aquellos que ponen en evidencia la problemática real y que nos mueven a la reflexión sobre la formación universitaria.

De acuerdo con los resultados, los estudiantes que egresan de la universidad son pasivos y con bajo nivel de conciencia social, inseguros, con poca autonomía y poca definición de su futuro proyecto de vida y con una actitud oportunista. Reconocen y admiran la Universidad a pesar de denunciar problemáticas serias en la calidad de la formación; se consideran buenos estudiantes a pesar de ser apáticos, irresponsables y no cumplir con sus compromisos y se sienten satisfechos, felices y contentos a pesar de varios defectos que reconocen tener. El concepto ?se vale de todo? lo manifiestan sin inhibiciones y los mismos alumnos no lo pretenden cambiar. Aunque se muestran decepcionados y distanciados de la autoridad institucional, reconocen a la familia y a la Iglesia como portadoras de valores morales. También, se pudo comprobar que los valores que la Universidad trata de sembrar tienen presencia en los jóvenes y ello representa una fuerza importante. En la investigación, los estudiantes se quejan de las prácticas de algunos profesores que de acuerdo con ellos, no cumplen con su papel, son injustos, prepotentes y mal preparados y también dicen que los apoyos administrativos y de algunas autoridades, dejan mucho que desear. También se reflejan, además del incumplimiento de los compromisos como estudiantes, las adicciones y los abortos y una tendencia a no ejercer suficiente esfuerzo para la superación personal. Solo una pequeña parte de los estudiantes menciona entre los valores importantes la honestidad, la responsabilidad, un desempeño eficiente, capacidad de decisión, liderazgo y creatividad.

Los estudiantes consideran que no está mal no cumplir con los valores porque ?la vida es así? y aceptan la Ley de la ventaja personal, el lucro, la comodidad y la conveniencia. Dicen ellos que el mundo real está lleno de trampas, injusticias y prepotencia y que ?hay que protegerse?. Por encima del buen servicio y del beneficio colectivo, predomina la búsqueda de los intereses propios de seguridad y abundancia de bienes. En cuanto a las expectativas de empleo, prevalece la tendencia a esperar un trabajo seguro, cómodo permanente y de preferencia en puestos ejecutivos. Aunque tienen disposición a capacitarse o especializarse, la actualización no se ve como un aspecto indispensable en un entorno cambiante. Muy pocos estudiantes mencionan la superación permanente como una meta en la vida.

Definitivamente, es un esfuerzo difícil y cuesta arriba el tratar de infundir valores en los estudiantes cuando desafortunadamente en la mayoría de los casos, éstos no han sido fomentados y sembrados en el seno familiar. Lo primero que debemos hacer es trabajar conjuntamente en todos los niveles de gobierno y sociedad para que los padres de familia asuman la responsabilidad que les corresponde y por otro lado, establecer las estrategias apropiadas para contrarrestar esta situación a partir de un debate profundo en las instituciones educativas de manera que se pueda potenciar el cultivo de los valores, en especial, el compromiso con México.

E-mail:

jgonzalez2001@hotmail.com

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