EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La olla podrida/Divagaciones de la manzana

Martha Chapa

como si se tratara de la especialidad de la casa, el escándalo, las polémicas estériles y la parálisis aparecen diariamente en el menú nacional, cocinándose en el hedor cotidiano de la corrupción que nos corroe, la descomposición social que empieza a cobrar tintes violentos, el desempleo que se multiplica y en general una pobreza lacerante, que nos sitúan ya como una de las regiones más atrasadas del mundo.

Lo anterior no es exageración, pues tan sólo dos datos que se han propagado recientemente así lo demuestran: por un lado, la terrorífica cifra que se dio a conocer con motivo del Día Mundial de la Alimentación, en el sentido de que existen aproximadamente 800 millones de seres humanos en el mundo con hambre, de los cuales 40 millones le corresponden a México y por otro, el escalofriante dato de que México pasó de los primeros lugares en las preferencias de los inversionistas extranjeros a un lugar significativamente menor en dicha escala escala.

Para nosotros, los ciudadanos, esos datos no son sorprendentes, pues si bien nos preocupa enormemente la situación prevaleciente en México, diariamente somos testigos de la debacle política, la barbarie legislativa, los pleitos constantes entre poderes constitucionales (que sustituyen al criterio de complementariedad), la creciente inseguridad y otros graves déficit en el ámbito público.

No hemos sido capaces de hacer una Reforma del Estado ni cambios a fondo en nuestro modelo económico. Tampoco hemos podido impulsar otras imprescindibles reformas (que acabarían de una vez y para siempre con los emperadores sexenales y su corte de emperatrices y cortesanos), ni reformas administrativas. Ni el impulso a la actividad agropecuaria, la industrialización, la creación de nueva infraestructura y otros proyectos urgentes han brillado por su ausencia.

Mientras esto ocurre en México, otros países trabajan unidos y perfilan su barco hacia puertos seguros con horizontes promisorios, lo cual prueba que es factible tener un verdadero proyecto nacional, más allá de planes dizque de Gobierno con relleno de generalidades, equívocos y distorsiones.

En nuestras pasadas elecciones presidenciales quedó muy claro que la sociedad quería democracia, un nuevo modelo económico, equidad y progreso para todos; es decir, un verdadero salto cualitativo de México hacia el siglo XXI. Sin embargo, estos avances no ocurrieron ni en el Poder Ejecutivo (incluidos el Presidente, los gobernadores y el jefe de Gobierno del DF) ni en el Poder Legislativo, donde la incomunicación y la irresponsabilidad son las constantes; tampoco en el Poder Judicial que, ahogado en la más absoluta corrupción (pese a que el presidente de dicho poder, el señor Mariano Azuela, se rasgue la toga a la primera oportunidad), no acaba de consolidar su autonomía e imparcialidad.

Estamos peligrosamente más allá de la tercera llamada y la pregunta es si tendremos que esperar una cuarta que nos hunda aún más y nos condene a un atraso de décadas en la historia contemporánea. En lo personal creo, pienso que todavía es posible que los mexicanos salgamos adelante. Para ello es preciso que nos exijamos más, trabajemos unidos e intervengamos todos en todo de una vez por todas.

e mail:

enlachapa@prodigy.net.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 115473

elsiglo.mx