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La política no le interesa a Helena Rojo

Eunice Martínez Arias

El Siglo de Torreón

TORREÓN, COAH.- Ahí estaba, sentada con las manos sobre las rodillas y vistiendo un hábito que únicamente le dejaba al descubierto su blanco rostro.

El primero de los camerinos que se encuentra en el Teatro Isauro Martínez resplandecía gracias a la luz de los numerosos focos. Lejos del glamour y de las cámaras fotográficas se encontraba una de las actrices más reconocidas en este país: Helena Rojo.

Durante la visita que hizo el martes a esta ciudad para tomar parte en el Réquiem a Sor Juana Inés de la Cruz, organizado por el Tec de Monterrey, la primera actriz dejó de lado los fastuosos vestidos que utilizó durante la grabación de la telenovela Amor Real, tampoco se enfundó en bellos trajes sastre como lo hizo en El Privilegio de Amar y Las Secretas Intenciones. Helena Rojo lucía como una devota e impasible monja del convento San José de Carmelitas Descalzas. Sobre su pecho caía un inmenso medallón.

-¿Qué significa para usted representar a Sor Juana?

-Es una posición difícil porque es un personaje importante dentro de las letras, dentro de nuestra cultura. Para mí es un honor que los muchachos me hayan llamado... he trabajado con el Tec de Monterrey en otras ocasiones pero es la primera (vez) que me toca en La Laguna.

La misma noche en que eran entregados Los Arieles en el Palacio de Bellas Artes, Helena Rojo se robaba los aplausos de la gente en el Teatro Martínez. No le importó dejar de asistir a la premiación a lo mejor del cine mexicano y mucho menos no estar nominada –pues en los últimos años no ha hecho cine- pero lo que sí lamentó enormemente es la mala situación que atraviesa la industria del séptimo arte del país.

-Hay actrices como María Rojo que están aprovechando sus puestos dentro de la política para apoyar al cine, ¿entonces eso es lo que hace falta, que haya más actores dentro de la política para que puedan hacer algo en beneficio del cine?

-Ay yo no sé -dijo de inmediato-. A mí no me interesa la política en lo absoluto, cada quien decide cómo manejar su vida. Hay actores que les gusta estar en la política ya sea de los partidos o de la misma Asociación de Actores, pero a mí no me interesa.

Helena Rojo se ha distinguido por ser una mujer elegante, bella y formal, pero también de pocas palabras. La última telenovela en la que actuó fue Amor Real, donde le dio vida a la interesada Augusta, madre de Matilde (Adela Noriega).

“Creo que fue demasiado pronto para repetirla, desde mi punto de vista, tal vez podrían haber esperado un poquito más...”.

Más allá de asegurar que en México hacen falta más historias de época, lo que Helena Rojo sí dejó claro es que son muy difíciles de hacer puesto que se necesita mucha producción, vestuario y escenografía. “Es todo muy complicado y se requiere mucho esfuerzo”.

Actualmente, Helena Rojo está participando en la puesta en escena Diez, el Marido Perfecto. “Todo el tiempo estoy trabajando, no tengo tiempo ni de pensar qué es lo que quiero hacer en el futuro porque siempre estoy haciendo algo gracias a Dios. Creo que tengo muy buena suerte de tener mucho trabajo”, finalizó.

Paseando con Sor Juana

Fue como haber subido a una máquina del tiempo. Cuando el espectáculo empezó, todos los asistentes al Teatro Isauro Martínez se trasladaron la noche del martes al año 1695. Tras escucharse unas campanadas, dio inicio el Réquiem a Sor Juana Inés de la Cruz; un homenaje a la poetisa mexicana donde se lee en atril para conocer más acerca de su vida.

No hizo falta una gran escenografía ni actores con grandes vestuarios; únicamente fueron necesarias sillas, micrófonos, una pantalla, seis músicos y siete jóvenes que entonaron cuatro poemas de la Décima Musa hechos canción.

Era como si un padre estuviera contado un cuento a sus pequeños hijos. Helena Rojo y los estudiantes del Tec, tomaron el papel de los personajes principales en la vida de Sor Juana. Durante las dos funciones que presentaron -18:00 y 20:30 horas- narraron su “el hambre insaciable” que la poetisa tenía por aprender y los problemas que esto le trajo; el público estaba absorto en aquella historia de lucha constante.

Entre Sor Juana, Sor Lucero, el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y demás personajes, el Réquiem a Sor Juana resultó todo un éxito, mismo que fue organizado como un homenaje a su genialidad.

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