“ Las mentiras más devastadoras para nuestra dignidad no son tanto las que decimos, sino las mentiras que vivimos”.
Nathaniel Bruntec Doctor en Filosofía
Paulatinamente el largo y difícil camino de la transición hacia la democracia se va definiendo como dice Antonio Machado “caminante no hay camino, se hace camino al andar”; en todos los ámbitos sociales se respira un ambiente y un deseo de cambio, personalmente no creo que en lo fundamental se deba a este sexenio, ya que si bien es cierto que fue un hito histórico en la político al modificarse un sistema ya desgastado por si solo con aciertos y desaciertos de un poder Presidencial absoluto en la historia de nuestro País, la vertiente principal de esta transformación que está ocurriendo, tiene que ver por mucho gracias a la evolución cultural que viene produciéndose en el conocimiento ideológico de los habitantes en esta Nación.
En un mundo altamente tecnificado la persona tanto en lo individual como en lo social, está desarrollando una nueva definición desde la actual perspectiva mundial, que está generando una dinámica de renovación que se refleja en los ámbitos económicos, de negocios, sociales y fundamentalmente culturales, basados en la información que fluye incontenible y que recibimos en forma instantánea lo cuál nos permite tener una visión más clara y precisa que nos hace replantear valores, principios y conductas que se reflejan en manifestaciones cada día más críticas, severas y exigentes para quienes tienen la responsabilidad de conducir no solo la vida Política y Social sino también en las Empresas mundialmente y en lo que nos interesa particularmente ...nuestro país.
En este contexto es insoslayable la extraordinaria tecnología de los medios de comunicación lo cuál les permite ser protagónicos indiscutibles y referenciales en todo tipo de acontecimientos, que permiten a su auditorio revelar aspectos que antes se desconocían o bien a destiempo pero sobre todo, se tenía que hacer frente a un sistema autocrático y hermético que afortunadamente en los tiempos actuales que estamos viviendo, permiten no sólo que se conozcan sino que entren a la intimidad de los hogares, negocios, escuelas y a las propias Instituciones Públicas y Privadas.
Erich Fromm (psicólogo y sociólogo) mencionó en una de sus obras “ que le centro del conflicto individuo-sociedad, reside en la conexión del propio individuo con el mundo que lo rodea; esta adaptación puede ser servíl (estática) o implicar un sentido crítico frente a la misma (dinámica). En el ejercicio de esta última reside la esencia de la libertad humana, a la cuál solo se puede acceder en creadora relación con los demás”.
¿A qué pretendo llegar con lo antes expuesto? precisamente a resaltar la altísima responsabilidad profesional, ética y moral que se debe de ejercer en los medios de comunicación; en el México actual ya no existen las fuerzas coercitivas, el control sobre las publicaciones, o incluso la amenaza del boicot, por lo tanto en cualquiera de los medios solo queda el libre albedrío para una auto censura y querer o poder diferenciar el ayer del hoy, entendiéndose con esto que debe existír una nueva etapa de compromiso en la comunicación hacia la sociedad, con mayor razón de la vastedad que vivímos en los constantes cambios sociales, económicos y políticos.
En estos últimos años y que por cierto ya había comentado en artículos anteriores, ante la ausencia de un rumbo claro e indefinido en las decisiones del Ejecutivo y las constantes confrontaciones en el Legislativo para plantear y resolver a tiempo los problemas estructurales del País, agregando ahora un desenfrenado anticipo en la lucha por la Presidencia de la República que ha enrarecido el clima político, aunado a los famosos escándalos de corrupción ilustrados en videos y últimamente los serios y variados problemas del IPAB, Pro Vida, la Lotería Nacional y algo sumamente delicado como es el rompimiento del Sindicato del IMSS, en las negociaciones para la modificación del régimen de jubilaciones; todo ello tratado y presentado en forma escandalosa permitiendo informaciones personales y colectivas de pendientes del rumor o del análisis presuroso por los tiempos, en donde se depende más de las expectativas que de las realidades.
Este tratamiento que se está dando masivamente nos está creando una costumbre en la que de antemano se forma una opinión basada en lo que nos muestran los medios anticipando juicios y no permitiendo su real definición conforme a los tiempos de la ley; y precisamente hay que recordar que la costumbre es la práctica efectiva y repetible de una determinada conducta lo que hace peligroso la forma en la que se puede conducir a la sociedad basándonos en noticias muchas veces confusas y contradictorias.
Así como recientemente se mostró en un clima cívico y ordenado el ¡ya basta! contra la inseguridad, pediríamos también a algunos medios de la comunicación se ejerciera en forma crítica y analítica sus comentarios pero siempre de manera constructiva y profesional de tal manera que verdaderamente se apoye a la formación cultural y de madurez en el comportamiento de cada uno de los individuos, para que continuemos en una transición de tranquilidad y libertad hacia la verdadera democracia, desde luego reconociendo que como todo negocio en este caso hablaríamos de que no se sacrificaría la credibilidad por los índices de audiencia.