EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La toma

Gilberto Serna

Las leyes penales han establecido, desde siempre, como punible el allanamiento de morada. Es una regla jurídica que tiene como única excepción el que la entrada la haya autorizado la autoridad judicial en lo que la práctica forense ha denominado cateo, que permite ingresar legalmente a la casa de algún particular.

La pertenencia de bienes y su protección, para que ese derecho no sea transgredido, constituyen la piedra angular de nuestra estructura económica y social. Ahora bien, lo que movió a los ex braceros, para tomar por tres horas una propiedad ajena, cuya edad debe andar por encima de los 60 años, es que no se hizo un trámite que prometió el Gobierno Federal para que les entregaran dinero retenido de 1942 a 1966, como Fondo de Ahorro Campesino, que lo cotizaron cuando prestaban sus servicios en rancherías del otro lado de la frontera. Se tiene conocimiento de que, en aquellos lejanos años, la Wells Fargo –popularizada por asaltos de forajidos- entregó el dinero a una dependencia del Gobierno mexicano, que como por ensalmo desapareció, ignorándose a qué bolsillos haya ido a parar.

A propósito del programa de braceros usado por los Estados Unidos cuando se enfrascaron en la guerra contra los países del Eje, en que requerían brazos para trabajar sus campos, aquí les va una efemérides: recordemos que, al padre del actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, le hicieron una mala jugada metiéndolo, por razones políticas, en un lío gordo. Al parecer, en un caso relacionado con la contratación de braceros, siendo diputado fue desaforado y recluido en el Palacio de Lecumberri ¿o en la cárcel de Belén? La verdad es que cometió el pecado político de apoyar a Javier Rojo Gómez que era candidato presidencial, pero no del presidente Manuel Ávila Camacho cuyo gallo era Miguel Alemán Valdés. Es obvio que Madrazo era inocente, por lo que luego sería redimido al ser exonerado de toda culpa...

En efecto, con Gustavo Díaz Ordaz como Presidente de la República, Carlos Alberto Madrazo Becerra pasó a dirigir al PRI donde demostró sus cualidades de político de avanzada pretendiendo democratizar a su partido. Lo que no contaba era con gobernadores que se opusieron a que en sus feudos les alborotaran la caballada. A la larga, acabaron por reventarlo.

En el trasfondo de este asunto, se percibe algo tenebroso, que no quisiéramos ni pensar que pudiera ser parte de una estrategia para hacer remontar la decaída popularidad de Vicente Fox. En efecto, de ser cierto que se trató de un evento espontáneo, hay algo que no encaja y que da pábulo a que vuele la imaginación, cuando guardias de élite no impiden que un grupo de civiles irrumpan en una propiedad privada, dejando al descubierto que o son sumamente torpes, lo cual no es creíble, o enterados de lo que estaba por suceder, recibieron la orden terminante de hacerse a un lado para dejar el paso libre a los manifestantes. La versión se ve corroborada por la declaración del presidente Vicente Fox en el sentido de que su seguridad es de excelencia, estando su familia a buen resguardo, lo que no parece congruente con la forma en que tuvo lugar el suceso. Así mismo era hora, si en realidad los ex braceros se metieron hasta donde quisieron, ante lo que se supone fue una falla garrafal de los cuerpos encargados de la seguridad de la finca, que el responsable, bajo cuyo mando está la unidad, hubiera sido puesto de patitas en la calle. En vez de ello, el Presidente le muestra su beneplácito, ¿entonces?

Haya sido así o de otra manera, se consiguió el efecto deseado. Hubo un sentimiento nacional de simpatía hacia la familia presidencial. El que más, el que menos, sintió pena que se haya puesto en peligro la integridad física del mandatario. Aunque los revoltosos hayan incursionado en una propiedad en la que no se encontraba el titular del Ejecutivo Federal. Lo malo es que, ahora, para darle mayor verosimilitud al relato, se ha presentado denuncia en contra de quienes resulten responsables de los delitos de allanamiento, motín e incitación a la violencia. Lo que puede echar a perder la puesta en escena es que la gente en la calle se dé cuenta que a los braceros no solamente les escamotean las prestaciones a que tienen derecho, sino que además de estar siendo utilizados en un artificio, corren peligro inminente de ser encarcelados.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 73720

elsiglo.mx