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La tragedia/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Así como puede imaginarse la banalidad del mal, es imaginable también la gratuidad de la tragedia”. Héctor Aguilar Camín

Entre la actual avalancha de libros sobre el caso Colosio hay uno que vale la pena destacar: La tragedia de Colosio de Héctor Aguilar Camín publicado por Alfaguara.

Lo que ha hecho Aguilar Camín en este volumen es tomar partes sustanciales de las declaraciones de varios personajes importantes, así como algunas reflexiones del último fiscal especial Luis Raúl González Pérez, para colocarlas sin comentarios en un volumen de fácil lectura. Estos fragmentos —muchas veces contradictorios porque representan puntos de vista de personajes antagónicos— nos ofrecen en conjunto una visión muy completa de la tragedia de Luis Donaldo Colosio, el hombre que sería presidente y de su Diana Laura.

Aguilar Camín ha producido una obra que se lee como la más fascinante de las novelas, pero sin que él mismo haya añadido una palabra a las declaraciones de los protagonistas. Si alguna vez ha existido una real novela verité, éste es el caso de La tragedia de Colosio. Aguilar Camín se abstiene incluso de ofrecer su propia interpretación de los hechos: “No tengo una conclusión -escribe en el prefacio—. Tengo un relato”.

Este relato nos muestra a un Colosio que, durante su campaña, se sentía hostigado no sólo por Manuel Camacho, el entonces comisionado para la paz en Chiapas, sino también por el presidente Carlos Salinas de Gortari. El gran pecado de Salinas, a ojos de Colosio, era no intervenir para meter en orden a Camacho e impedir que éste siguiera presentándose como un posible candidato sustituto a la presidencia. El 15 de marzo de 1994 Colosio le dijo a José Córdoba, jefe de gabinete del presidente, que necesitaba que Salinas “le soltara las manos” para poner a Camacho en su lugar ya que él mismo no estaba dispuesto a hacerlo.

Tras el asesinato del 23 de marzo el libro se concentra en los interrogatorios de Aburto. De nada servía hablarle de manera paciente o agresiva a este hombre: su mente resultaba impenetrable. El presunto homicida fue incluso sometido a tortura, pero aun así sus versiones eran incompletas o incoherentes e iban cambiando con el tiempo. En un principio Aburto declaró que había disparado sobre Colosio para impedir otro levantamiento como el de Chiapas; después dijo que sólo había querido herir al candidato; más tarde afirmó que el disparo se le había salido de forma accidental cuando alguien lo golpeó en la pierna.

En los días siguientes al homicidio quedaron de manifiesto la insensibilidad política y humana de Camacho y de Salinas de Gortari. Agraviado por la reacción negativa de la gente que se había reunido en la funeraria donde se llevaba a cabo el velorio, e inquieto por el rechazo de Diana Laura a recibirlo, Camacho le solicitó a Salinas que le pidiera a Diana Laura que firmara una carta “en donde dijera que yo no era responsable del crimen”. Salinas le llevó esta carta a Diana Laura, quien primero pidió hacerle algunos cambios pero después se negó a firmar.

Posteriormente Salinas hizo esfuerzos por mantenerse cerca de Diana Laura. Quizá lo hizo de buena fe, pero Diana Laura lo consideró como un nuevo hostigamiento del cual se quejó amargamente con sus allegados.

En estos tiempos en que todo el mundo ofrece una opinión sobre el asesinato de Colosio, sin tomarse la molestia de conocer los hechos fundamentales, La tragedia de Colosio es un gran texto de introducción. En esta “novela sin ficción” podemos seguir el caso en boca de sus propios protagonistas y en una narración sorprendentemente amena. El libro, de hecho, nos lleva a convertirnos en testigos omnipresentes: en voyeurs de un drama que avanza inexorablemente a la tragedia.

No es éste el libro que nos va a decir si Colosio fue víctima de un asesino solitario o de una conspiración de Estado. Pero quizá ésa sea precisamente su mayor virtud. Nos da a los lectores la información y nos permite que reflexionemos en libertad sobre ella.

Hay una conclusión, sin embargo, que surge espontáneamente de los textos recopilados y que Aguilar Camín plasma en el título de la obra. La historia de Donaldo y Diana Laura se equipara a las grandes tragedias de la literatura. Se inscribe ya en el inconsciente colectivo de los mexicanos como las historias de Edipo y de Orestes en la Grecia clásica o la de Romeo y Julieta en la moderna cultura occidental.

Murat

Podrá uno estar de acuerdo o no con las posiciones del gobernador de Oaxaca, José Murat, pero el atentado en su contra debe ser condenado de manera enérgica. Es importante que se lleve a cabo una investigación a fondo que dirima responsabilidades; de otra manera la incertidumbre puede tener un costo enorme para el país.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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