Detona Al Qaeda coche bomba a las puertas de Abu Ghraib.
AP
BAGDAD, IRAK.- Grupos insurgentes lanzaron ayer una de sus más feroces ofensivas en el centro de Bagdad y atacaron con una aluvión de morteros y cohetes el corazón de la capital iraquí, en un día de violencia en el que murieron 59 personas en todo el país.
Al menos 37 personas fallecieron tan sólo en Bagdad, muchas de ellas cuando un helicóptero estadounidense disparó contra un vehículo Bradley -también de Estados Unidos- mientras algunos iraquíes celebraban su destrucción.
Entre los muertos del ataque del helicóptero se encontraban el corresponsal de la emisora de televisión árabe Al Arabiya, que gritaba “me estoy muriendo, me estoy muriendo” mientras un camarógrafo grababa las imágenes.
Por su parte, un camarógrafo iraquí que trabaja para la agencia noticiosa Reuters también resultó herido, al igual que un fotógrafo independiente oriundo de Irak que laboraba para Getty Images. Los cadáveres de hombres, jóvenes y niños yacían en la calle mientras el vehículo estadounidense atacado estaba en llamas y arrojaba una columna de humo negro.
En todo el país, la cantidad de muertos ayer ascendió a por lo menos 59, de acuerdo con el ministerio de Salud, el comando de la Fuerza Multinacional y las autoridades locales. 200 personas resultaron heridas, la mayoría en Bagdad.
Además en Bagdad un ataque con coche bomba, que conducía un suicida, acabó con la vida de Alaedín Aref, el comisario jefe de policía del distrito de Al Yarmuk, en Bagdad y dejó además otros dos civiles muertos y cinco heridos graves.
“Un Chevrolet viejo vino directamente contra nosotros a gran velocidad. Cuando llegó a la altura del puesto de control, saltó por los aires. No nos dio tiempo a esquivarlo”, relató un oficial de policía que resultó herido en el atentado. Casi simultáneamente, otro suicida se empotraba contra un carro de combate norteamericano en la calle Haifa, en pleno centro de la capital y lo inutilizaba por completo.
Por otra parte, un atacante suicida hizo detonar un automóvil cargado de explosivos a las puertas de la prisión de Abu Ghraib, escenario de maltratos cometidos hace unos meses por soldados estadounidenses contra prisioneros. El atacante murió pero no hubo otras bajas, dijo el Ejército de Estados Unidos. Siete personas fueron arrestadas posteriormente.
El grupo insurgente Tawhid y Yihad, vinculado a la red terrorista Al Qaeda, se atribuyó la responsabilidad por los ataques en Bagdad en un comunicado difundido por Internet.
La declaración difundida por el grupo que encabeza el miliciano jordano Abu Musab al Zarqawi señaló que la organización mantiene la iniciativa en la lucha contra los ocupantes y dijo poseer “la capacidad de sorprender al enemigo y atacar sus instalaciones estratégicas en el momento y lugar precisos”. El comunicado no pudo ser verificado inicialmente.
En Basora, el primer ministro interino Ayad Allawi prometió impulsar la campaña contra los insurgentes. “Nos mantenemos inflexibles y vamos a derrocar al terrorismo”, manifestó. “Buscamos enfrentarlos y entregarlos a la justicia”.
Ataques preparados
Sin embargo, la magnitud de los ataques sugería que habían sido preparados. Los proyectiles de cohetes y morteros comenzaron a caer antes del amanecer en la Zona Verde, donde se encuentra la sede del Gobierno interino iraquí y la embajada estadounidense y en otras partes del centro de Bagdad.
Un vehículo Bradley que se dirigió a la calle Haifa para ayudar a una patrulla estadounidense fue alcanzado por una bomba que detonó al costado del camino, dijo el Ejército. Los cuatro tripulantes lograron escapar con lesiones menores.
Cuando los estadounidenses se retiraron del sitio, jubilosos combatientes y jóvenes rodearon el vehículo incendiado, bailando y gritando de alegría. Varios adolescentes colocaron sobre el cañón del Bradley un estandarte negro del grupo Tawhid y Yihad, encabezado por el líder terrorista jordano Al Zarqawi.
De repente, un helicóptero Kiowa, del Ejército de Estados Unidos, sobrevoló el sitio en torno al Bradley y comenzó a disparar.
El mayor Phil Smith, vocero de la Primera División de Caballería, explicó que el helicóptero disparó para destruir el vehículo incendiado, “a fin de garantizar la seguridad de la gente que lo rodeaba”.
Según los militares estadounidenses, el propósito era impedir a los milicianos apoderarse de las armas y municiones que había en el vehículo incendiado.