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Las laguneras opinan.../Buscando un sueño

Lucrecia Martínez

Bárbara Ehrenreich escribió un libro buscando encontrar respuesta a la necesidad de sacrificar casi todo, al emigrar hacia Estados Unidos millares de jóvenes en busca del sueño americano y pienso que esta idea queda clara cuando la escritora, que también limpiaba casas junto a ellas, pregunta que si no les molestaba la abundancia que había en las casas que limpiaban y la respuesta fue que no, porque ellas sabían muy bien que si se esforzaban también con el tiempo y mucho trabajo podrían tener lo mismo, que no importaba por ahora dormir seis chicas en un cuarto, ya que al fin saldrían adelante. Ese es el sueño americano, que con trabajo, ahorro y esfuerzo se puede llegar muy lejos.

Tal vez pensamos que eso es un mito ya caduco, pero no, de ninguna manera, si no fuera así no cruzarían la frontera los miles de mexicanos y emigrarían los latinoamericanos, asiáticos incluso europeos. Nos guste o no, la verdad es que el sueño americano está más vigente que nunca, inclusive vemos en estos tiempos muchos jóvenes bien educados que también buscan mejores oportunidades “del otro lado”, hasta las mejores familias tienen en estos tiempos sus “mojados”. Jóvenes que se van a estudiar maestrías y doctorados que ya no vuelven. Una enorme fuerza de trabajo tanto manual como intelectual, una gran pérdida para México. Los millones de mexicanos que viven allá le representan al fisco norteamericano un ingreso de más de veinte mil millones de dólares al año, nada despreciable. Ya los quisiéramos.

¿Cuál será el “sueño mexicano”? ¿Existe? no lo sé. Eso habría que preguntárselo a los muchachos. Sé que estamos inundados de latinoamericanos preparados y si no preparados al menos totalmente decididos; los vemos en todos los puestos desde ejecutivos de alto nivel hasta edecanes y restauranteros, ¿seguirán ellos el “sueño mexicano” y estarán huyendo de la “pesadilla latinoamericana”? Difícil saber, pero también son gente preparada dispuesta a trabajar y esforzarse, a morir para salir adelante, sin compartir tal vez la idea que nuestro país es un desastre, sino simplemente trabajar y salir adelante.

Sin embargo creo que hay grandes diferencias en la estructura tanto mental como jurídica que permita que las oportunidades en los Estados Unidos se den casi al parejo para todos. Porque no podemos negar que hay 20 millones de mexicanos que han logrado mejoras en su nivel de vida y de todas formas el país norteño es el número uno en producción del mundo, pagan más y ganan más.

Una de las diferencias básicas es que dentro de la estructura jurídica podríamos decir que los norteamericanos son hijos ideológicos del filósofo inglés John Locke quien concibe la libertad y la propiedad como realidades inseparables y a diferencia de lo que será el socialismo, no las enfrenta jamás. En consecuencia si un Gobierno dispone de la libertad o de la propiedad de los ciudadanos sin su consentimiento podrá ser destituido. Cuando se elabora la Declaración de Independencia en los Estados Unidos los principios de Locke se toman al pie de la letra considerando que no hay libertad si no se respeta la propiedad.

En cambio nosotros los mexicanos, los hispanos, somos hijos ideológicos de Santo Tomás de Aquino, del “bien común” y ese bien común; las carencias de los más deben prevalecer sobre los intereses de los menos, así es que quien tenga el poder decidirá quién deberá ser favorecido y quién no. Y si a esto le agregamos la noción religiosa de la culpa y las ideologías socialistas, se dio una lucha de clases, que se ve marcada con el resentimiento social y una mezcla de envidia-admiración-desprecio por los que logran obtener éxitos económicos.

La propiedad privada queda relegada a las urgencias de los momentos y a las presiones históricas, si los campesinos no son bien pagados y son explotados, en lugar de obligar al patrón a pagar lo justo y mejorar las condiciones de sus trabajadores, mejor se le expropia y bueno pues ya conocemos la historia.

Lo que puedo decir es, que el “ideal mexicano” en general no es ser muy estudioso, ni ser muy ahorrativo, ni previsor, ni tampoco participativo, etc., eso sí que por fiestas no quede. Aunque también hay que reconocer que existen millones de mexicanos que trabajan, se esfuerzan y estudian mucho y el país no les da oportunidades. Y hay que recordar que los ciudadanos no somos respetados y de un día a otro se puede perder el trabajo de toda una vida.

Será también, las veces que hemos soñado, que como país vamos hacia adelante, viene por ahí un iluminado, el que esté en turno y nos cancela los sueños a la mayoría, de un plumazo, el supuesto bien común se impone sobre todos los demás. Como ejemplo de estas decisiones y sin entrar en tema: el Fobaproa, no creo que se pueda catalogar dentro de esa categoría y nos guste o no, estemos de acuerdo o no, usted, yo y todos los mexicanos pagamos cientos de millones de pesos para salvar el sistema financiero con el perjuicio de todos.

Terrible pero real, sin embargo puedo asegurar que los mexicanos somos un pueblo feliz, porque todavía nuestros más grandes valores son la familia y la confianza en Dios y generalmente somos solidarios y todo lo disculpamos, por aquello de que: “Con la vara que mides seréis medido”. Pero podríamos ser felices y prósperos ¿no cree? Debemos cada uno de nosotros fabricar nuestros propios sueños y luchar por ellos.

*Los hechos de anteayer en Ciudad Juárez, refuerzan una vez más que debemos solidarizarnos con las familias, porque los criminales se saben impunes y por encima de la Ley y el clamor de “Ni Una Más” no los intimida en absoluto. Horror y más horror.

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