Las elecciones de Estados Unidos le dieron la oportunidad al presidente Bush de continuar gobernando al mundo, tal como su slogan de campaña lo predijo “cuatro años más”. Como recién terminó su primer periodo, nos parece que cuatro años pasan pronto y en efecto lo parece porque a posteriori, tal como nos enseñó Ortega y Gasset, hacemos esta evaluación en un instante, en un segundo y haciéndolo así, el tiempo pasado se reduce a lo que parece, un instante, un segundo, sin embargo a priori, cuatro años es lo que es: mucho tiempo.
Bush tendrá cuatro años más, con todo el poder que ser humano jamás soñara. El mundo, ha especulado frente a este panorama con miedo pero cuidadoso, intuyendo que Bush no nada más ha sido reelecto, sino que está envalentonado pensando que tiene una misión que llevar a cabo: Salvar al mundo. Él mismo lo ha declarado.
¿Por qué y de qué nos preguntamos?
Las lecturas que alimentan y reafirman el espíritu de Bush, señalan los analistas, (sin la confirmación ni la negativa de la Casa Blanca), son de fe y ficción, apocalípticas; versan sobre el fin del mundo al cual hay que salvar y están contenidas en una serie de doce novelas, enlazadas la una con la otra con historias bíblicas llenas de ciencia-ficción de los tiempos modernos. La serie se llama “Left behind”. Cada uno de sus doce tomos tiene un nombre particular y relatan las vicisitudes de los que se quedaron atrás, es decir, en este mundo lleno de perversos dirigidos por un anticristo al que es necesario derrotar. Los que saben dicen que estas novelas reflejan la complejidad del movimiento evangélico cristiano al que pertenece el presidente Bush y del cual él mismo declara, lo salvó del alcoholismo. Sus autores son (como los llaman sus seguidores) dos “profetas de la revelación” Tim La Haye y Jerry B. Jenkins, quienes llevan vendidas sesenta y dos millones de copias.
¿Quién lee este tipo de novelas? Se preguntan los analistas... Ellos mismos nos responden, que en base a estadísticas del publicista Tyndale, los lectores son básicamente gente que vive en el sur de Estados Unidos y en el medio oeste, casi todos ellos blancos y republicanos; igual revelan que de los soldados en Irak es su lectura favorita. Las mismas estadísticas señalan que en las grandes ciudades y sus suburbios no se venden y hacen la reflexión los analistas, de que quizá por ello, tarde se dieron cuenta los medios informativos del fenómeno que está sucediendo con estas novelas, cuyo contenido sus lectores lo asocian con el tiempo de terror que están viviendo.
Como ejemplo de algo de su contenido, nos citan los analistas, que en la secuencia de la historia relatada, basada toda en la Biblia con ciencia-ficción, en ella aparece como el anticristo el secretario General de las Naciones Unidas y el Papa (romano católico y apostólico) como su asistente. Académicos opinan al respecto que este tipo de lecturas contenidas en “Left behind” promueve en sus lectores a “ver un mundo en términos de blanco y negro, del bien y del mal, con nosotros o en contra de nosotros”, todos ellos factores que fueron determinantes en las pasadas elecciones.
Parece ciencia-ficción, pero son realidades que están viviendo nuestros vecinos y con las que se entretienen, mientras nosotros cruzamos por millones sus fronteras, sin papeles y perdiendo la vida y es fecha que el tema de la migración y su regulación no puede agendarse entre los dos países.
La migración es un tema que a Estados Unidos en este momento no les interesa y todo indica que en estos cuatro años más, su agenda será la guerra, ya que batallarán mucho para poder salir de Irak, aun como perdedores, con la carga de todo el odio del mundo islámico que el día de hoy llora a su líder histórico Yasser Arafat.
Mientras tanto no nos queda más que esperar, porque tarde que temprano tendrán que regular a nuestros migrantes que se están posesionando del país vecino. Mientras esto sucede, como en muchos otros países ricos del mundo, la consigna parece ser que hay que aprovecharse de esa mano de obra barata que no requiere derechos: seguridad social, salarios equitativos, vivienda digna y derechos políticos. En esa situación nos encontramos. Cuatro años ciertamente son muchos, hay que vivirlos, pero pasarán...