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Las laguneras opinan.../Narcotráfico, la guerra perdida

Lucrecia Martínez

En días pasados estuvo aquí el conocido comentarista Jorge Fernández Meléndez dictando una conferencia sobre el narcotráfico y se le preguntó si la guerra contra el narcotráfico era una guerra perdida, a lo que contestó que definitivamente sí. Terrible respuesta pero desgraciadamente cierta.

Una guerra perdida no quiere decir que se pierdan todas las batallas, esas batallas regionales que se les pueden hacer a los distribuidores y propagadores de esta plaga mortífera y devastadora a nivel local, es a juicio de Fernández Menéndez lo único posible.

El narcotráfico produce alrededor de sesenta mil millones de dólares en los Estados Unidos, de cada dólar que produce sólo permanecen en México diez centavos, o sea seis mil millones de dólares, suficientes para equiparse y para contratar gente con la preparación que en estos tiempos se requiere, desde luego mucho más y mejor equipados que nuestros policías y desde luego mejor pagados. La Región Lagunera está considerada dentro del Triángulo de Oro, término originado del Triángulo de Oro que hay entre Birmania, Laos y Tailandia, una zona de todos y de nadie en donde se trafica con opio, heroína, armas, al igual que rubíes, marfil y esclavos.

Es la lucha de enanos contra gigantes, desde todos los ángulos desigual y no veo cuándo vaya a terminar. Mientras ésta reporte utilidades de miles de millones de dólares, no habrá quién levante el dedo para buscar una solución definitiva, como sería la despenalización del consumo no del tráfico y apuntalar seriamente los centros de rehabilitación, ya que desgraciadamente no todo el mundo tiene dinero para recluirse en Oceánica, los famosos centros de desintoxicación, sino centros en los que son amarrados o enjaulados ya que carecen de toda clase de ayuda.

Aunque en los Estados Unidos esta es la primera generación de adolescentes más informados y ha bajado el consumo en ese segmento de edad, no deja de haber más jóvenes en las cárceles por consumo o distribución de drogas, que en las universidades de ese país, sin embargo en México el consumo se ha cuadriplicado.

La razón de este fenómeno es que los traficantes antes pagaban los servicios de carga y descarga con dinero y ahora los pagan con droga y pues el segundo paso a seguir es venderla y de esta forma se fomenta el consumo hasta llegar al horror de los “picaderos”. En San Pedro de las Colonias, se introduce el brazo en una pequeña ventanilla y ahí lo inyectan, propagando también de manera irracional el Sida.

No se puede negar la presencia del narcotráfico simplemente cerrando los ojos ante la realidad que vivimos, recordemos que de Torreón son los famosos Bitar y Colsa Macgregor, aquí vivió Aguilar, González Calderoni y parte de la familia de “El Señor de los Cielos”, que la primera vez que oí hablar de él creí que se trataba de un piloto; en Saltillo conocido capo era considerado gran inversionista de bienes raíces. Todo esto lo sabemos por los periódicos y sin que me conste se dice que en tal o cual lugar de la ciudad se distribuye droga. Todo encubierto de un gran silencio, sea por temor sea por complicidad, pero nuestra ciudad no es una célula ajena a este mundo del hampa. Hemos tenido ajusticiados y hace muchos años a un tipo lo rescataron a punta de metrallas del Sanatorio Español.

Cuando se le pregunta a cualquier presidente municipal por qué él no actúa, la constante respuesta es que no son competentes para actuar, que el narcotráfico es competencia de la PGR y los efectivos de esta corporación son totalmente insuficientes para controlar el problema, pero es de todo mundo sabido que las policías municipales y estatales participan protegiendo los lugares de distribución, pero para detener a estos tipos se declaran incompetentes. Y desgraciadamente los alcaldes que se fajan los pantalones en estos asuntos en no más de tres días los delincuentes están fuera. Las redes hacia dentro de las corporaciones son intricadas y en esta lucha se han pasado grupos completos de los que se supone lo combaten, del lado de los delincuentes.

Por otro lado cómo le podemos pedir a un juez de distrito, que son los que conocen de estos delitos, que apliquen todo el peso de la Ley a estos individuos, si no son protegidos por el Estado, ¿cuántos no han perdido la vida o han arriesgado a sus familias? Opinar es muy fácil, estar ahí y arriesgarse muy difícil.

¿Qué vamos a hacer para enfrentarnos a la invasión de las drogas sintéticas? La drogas de este tipo se elaboran a partir del fármaco recomendado como antigripal como puede ser el Sudafed que contiene efedrina, que también suprime el apetito y genera un estado de euforia. Para producir este tipo de anfetaminas sólo se requiere la base de efedrina, es decir Sudafed, un “cocinero”, término usado para el químico que las produce, varios amigos y ya está, sin los riesgos que implican la producción y distribución de los otros estupefacientes.

Estos son algunos de los temas que se trataron en la conferencia que son para quedarse “helado”; se necesita actuar con rapidez fomentando la información del peligro que implica el consumo.

Esta es una tarea de Estado, las organizaciones no gubernamentales que de alguna manera participan se han echado la carga encima, no reciben ni la mitad de los apoyos que requieren, la guerra se dice está tal vez perdida porque está claro que los mecanismos para la prevención y combate no funcionan, pero sí las familias y la sociedad, haciendo frente al problema y exigiendo al Estado una fuerte campaña que propicie el no-consumo, será al fin el único dique capaz de contener al monstruo.

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