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Las laguneras opinan.../¿Vamos México o Vamos Señora Marta?

Ana Isabel Cobo Celada

Por la incursión de la mujer en el mundo laboral, la mujer descubrió y empezó a participar en la política formal como acción de trabajo. Actividad, que por regla general desde la creación del Estado, estaba destinada o apropiada por el varón y por excepción a las mujeres, quienes, si bien lograban un lugar en estos espacios, no era necesariamente por sus credenciales y antecedentes académicos y laborales, sino por otros atributos, que las relacionaban con las esferas del poder y de ahí al posicionamiento anhelado.

En nuestro país conocemos esta historia, sin embargo, el día de hoy, hay cada vez más mujeres incursionando en la política por sus propios derechos y nos regocijamos con ello. La participación de la mujer en la toma de decisiones sobre las políticas sociales y económicas y en la creación de las leyes, enriquecerá cada vez más a México, por aquello del equilibrio entre los géneros y sus percepciones; al igual que una cabeza bicéfala, la cual abarca más, mira más, está más alerta.

En medio de este espacio y de esta realidad que con un gran esfuerzo se está gestando, aparece Marta Sahagún y su presencia, como la de ninguna otra mujer en la historia de nuestro país, a excepción quizás de la Malinche, nos ha puesto de cabeza. La razón: Sus ambiciones políticas.

¿Pero... quién es Marta Sahagún? ¿Cómo se ha conformado su historia? ¿Qué ha hecho? Es mujer, mexicana, madre y abuela, egresada de secundaria con un curso de inglés en el extranjero y con el oficio de maestra del idioma aprendido y de coordinadora de farmacia veterinaria. (Credenciales académicas y laborales que ella misma y los suyos han declarado). Por estos antecedentes, deducimos, que es una persona como el común de nosotros los simples mortales y sin embargo es diferente.

¿En qué estriba su diferencia?

Aquí, para tratar de explicarnos tal diferencia, tenemos que contemplar su quehacer actual, con proyección a dos años más: Es la Señora Marta. Mote que le fue impuesto por el Presidente de la República, con el cual se casó, justo un año después de haber tomado el Presidente posesión de tan digno cargo. Esta precisión es de suma importancia, porque Marta Sahagún y Vicente Fox, no fueron compañeros de vicisitudes a lo largo de una vida, en la cual acompañándose, se ríe y se llora mucho, con su aprendizaje correspondiente.

Marta Sahagún apareció o se apareció en la vida de Vicente Fox, por andar éste en el quehacer público; le echó el ojo, (por aquello de que la mujer siempre hace el primer movimiento) y finalmente se metió en Los Pinos. Esa es la relación de ambos. No hay historia sino presente; no hay enamoramiento sino conveniencia; no hay humildad sino poder; no hay prudencia sino intereses. El resultado: La Señora Marta.

La Señora Marta cuenta con una agenda personal no compartida. Por lo mismo, no le podemos reprochar el día de hoy que la tenga, ya que desde que apareció en la escena pública la tuvo y todos lo sabíamos o al menos lo intuíamos.

No podemos detener su agenda, nadie puede, ni el mismísimo Señor Presidente puede, porque a la Señora Marta lo único que parece importarle es su persona. Ni siquiera pudo, ya no digamos por compasión sino por el más mínimo respeto al Señor Presidente, a su investidura presidencial, avalarlo en sus diceres de sus planes como pareja para 2006, “fuera de la vida pública, solos en el Rancho de San Cristóbal… estamos enamorados felices y contentos”, que enfadado explicitó en el vuelo hacia Brasil. No pudo hacerlo… con la rueda de prensa citada ex profeso, esperando su comentario al respecto, éste fue aplazado según su vocero, “por consejos del Secretario Derbez”, de hacerlo en casa. La semana próxima fue la fecha anunciada, esperaremos...

Mientras tanto, como no podemos detener su agenda, lo que sí podemos como figura pública que es, es evaluar sus hechos, (“por los hechos los conoceréis”, dice la Palabra) y opinar sobre ellos. Podemos decirle que su agenda personal, distrae al Señor Presidente y que a México le preocupa, porque cada vez pierde más tiempo tratando de defenderla. Podemos hacerle saber que el Señor Presidente debe estar tranquilo porque su chamba es difícil, muy difícil y se le está acabando. Podemos suplicarle que ya le pare, porque ya hay hartazgo y porque la mayoría queremos seguridad, como la pidió la marcha ordenada y tumultuosa, pero de otro tipo, seguridad contra los corruptos y las corruptas de cuello blanco, que son los y las que más han dañado al país, los y las que con su ambición han dejado y siguen dejando al país temblando, sin seguridad social, sin centros educativos, sin fuentes de trabajo, con una pobreza lacerante. Podemos gritarle que queremos seguridad de tener un Señor Presidente alerta, enamorado de México, que es su quehacer para el que fue electo, por que igual todos, queremos estar felices y contentos.

Finalmente podemos exigirle que haga lo que quiera pero de cara a la sociedad para saber a qué atenernos y que proceda lo conducente. Que se defina: ¿Es Vamos México o Vamos Señora Marta?

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