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Las laguneras opinan.../Verano caliente

Rosario Ramos Salas

Paradójicamente el inicio de este verano ha sido fresco y lluvioso. Al menos los días de calor infernal se han retrasado. Sin embargo el país vive un verano caliente. Los temas en el caldero son tantos: la inseguridad, la impunidad, la megamarcha y la multitud de personas que salieron a la calle en señal de hartazgo, no sabemos si las reformas en los planes educativos de la secundaria serán en la dirección correcta, los informes y desinformes de Vamos México, los pleitos entre el Ejecutivo federal y el Jefe de Gobierno del DF, las reformas que no llegan y siguen en el tintero, las deudas de Pemex y CFE; más todos los que se acumulen en la semana. Pareciera que en cualquier momento el caldero arde, quema, estalla.

En la región no nos escapamos a este calor: está pendiente de clarificar si el DVR quedó bien o no, que se informe con detalle hasta contestar las dudas. Están las elecciones en tres estados vecinos para el próximo domingo. Aquí también hubo marcha el domingo y algo debe decir a las autoridades locales. Simas tiene muchas calles abiertas con un buen número de zanjas que esperemos sean para arreglar los colectores, hay falta de agua en algunas colonias; el arreglo del bulevar Reforma parece que ya comenzó y estará en proceso por unos buenos meses. La carrera por el Gobierno del estado y la presidencia municipal para el año próximo ya ha comenzado. Y todavía hay tanto por hacer para las autoridades actuales que no deberían distraerse. Y encima de todo esto los niños están de vacaciones. ¡Qué bueno! Les toca descansar y buscar actividades para las que normalmente no hay tiempo.

Detrás del color y el calor de estos temas candentes veo una enorme desconfianza en las instituciones y en quienes nos gobiernan. Hay un desencanto por el trabajo de nuestros gobernantes. No sabemos ni a quién creerle. Por un lado los medios de comunicación nos dicen una cosa, ofrecen datos, información. Por otro, los funcionarios públicos nos informan cosas muy diferentes. López Obrador dice que los índices de delincuencia han bajado para la ciudad de México. En los estados no hay un solo gobernador o presidente municipal que no diga lo contrario. Sin embargo los medios informativos dicen otra, la calle dice otra, la percepción de la gente es otra. ¿A quién le creemos? ¿Quién tiene la verdad? ¿Quién busca la verdad desinteresadamente, pensando en el beneficio de los ciudadanos? ¿Cómo no vamos a estar confundidos? ¿Cómo no estar hartos, cansados, desalentados?

Las personas tenemos en la base de la pirámide de necesidades, la de la seguridad. Necesitamos sentirnos seguros para trabajar, para realizarnos como seres humanos. Y esa seguridad nos la da tener un techo seguro, un país que nos cobije, unas autoridades que nos cuiden, una policía cercana, segura, amable. En lugar de eso en la ciudad de México y en muchos lugares tenemos gente que vive rodeada de guaruras, con carros blindados, armada y los que no tienen para todo lo anterior viven con miedo, sintiéndose en todo momento vulnerables.

Y López Obrador de entrada descalifica la marcha, diciendo que hay mano negra y manipulación. En lugar de escuchar a sus gobernados, tratar de entenderlos y ofrecer seguridad, no importa quién organizó la marcha o de qué color iban vestidos. Por otro lado a las autoridades federales, a los tres poderes, les falta entrarle en serio al problema de la impunidad, no se castiga, no se demanda, no se sabe a dónde acudir para demandar, no se confía. ¿Cómo no estar confundidos si las vemos (a las autoridades) que en lugar de hablarse, dialogar, intercambiar ideas, buscar juntos las soluciones a temas tan candentes, tan complicados, tan complejos, en lugar de eso todos los días se pelean, se sacan la lengua, se dicen improperios. ¿Para eso las elegimos?

Lo que necesitamos es que se comprometan a entrarle de lleno al asunto. ¿Por qué el crimen organizado, por qué la impunidad, por qué los secuestros, por qué la pobreza, por qué, por qué….? Hay tanto trabajo en el país, en la región. Hay tanto por hacer que no les debería quedar tiempo para estar haciendo proselitismo o pensando en 2006, ni para tanta declaración, tanta palabra. Así como la gente marchó en silencio, así que se pongan a trabajar. En silencio, con resultados, con eficacia. Otros países lo han logrado, ¿Por qué nosotros no?, me pregunto.

Mientras tanto en este verano caliente pensemos en nuestros niños, en las familias y busquemos que ofrecen nuestras instituciones culturales y veamos la riqueza y diversidad de actividades que presentan para el esparcimiento y el gozo. Nos daremos cuenta que con poco podemos hacer mucho, que la cultura es alimento para el espíritu y significa sembrar para el futuro y construir mejores personas. Desde visitar los museos, ir al teatro, al cine, a escuchar música, tomar clases de pintura, ir a las bibliotecas y leer un buen libro. Y si el bolsillo lo permite conocer nuestra región y viajar por nuestro país. Olvidemos por un rato todo eso en lo que los políticos se entretienen.

Al calor del verano incubemos ideas, trabajemos unidos, hagamos sinergia y tendremos energía para hacer de México un gran país.

garzara1@prodigy.net.mx

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