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Las malas noticias

Gilberto Serna

no obstante las ventajas que le otorga la investidura en una campaña electoral las cosas no se ven muy claras para George W. Bush a quien parecía, cuando inició sus trabajos dirigidos a su reelección, que todo lo arropaba para quedarse en la Casa Blanca por los siguientes cuatro años. No es debido a que ha surgido un oponente de la características de John Kerry, millonario, héroe de la guerra de Vietnam, si no a que los potenciales votantes en Estados Unidos se están dando cuenta de cosas que antes le ocultaban, así como a circunstancias fortuitas que suelen surgir en todo evento donde los más inesperado puede ocurrir. Los medios habían guardado un distancia prudente concretándose a informar escuetamente lo que pasaba en el mundo sin hacer mayores consideraciones sobre el comportamiento del Gobierno en cuestiones bélicas. De la misma manera las giras que realizaba el originario de Texas tenían un común denominativo, eran lo tranquilas que pueden ser cuando todo está bajo control.

Las cosas en la prensa en USA parecen estar cambiado de rumbo. Ahora la CBS y la ABC, dos de las grandes cadenas de televisión, con una audiencia de millones de personas, han ofrecido, por primera vez, las imágenes captadas por videos procedentes de Irak, en las que se muestra el horror de una carnicería humana contra sus propios coterráneos. La gente de la calle a la que va dirigida la información reaccionó preocupándose por sus compatriotas que se encuentran en Iraq exigiendo al Gobierno alguna medida que evite se repitan esos sucesos. El USA Today, de manera inusitada, publicó en su portada la foto de un cuerpo calcinado al que le da de patadas un pelafustán, en tanto el influyente diario New York Times sorpresivamente dio paso a una gráfica en que se veían dos cuerpos colgados en la estructura de un puente. En momentos en que el presidente W. Bush hace esfuerzos para que el pueblo de Estados Unidos lo reelija, tenemos que reconocer que estas publicaciones son malas noticias, equivalente al ácido prúsico que en el siglo XIX arrojaba la mujer celosa a los ojos del hombre que la había burlado.

Por otra parte, la prensa librándose de cualquier tipo de autocensura, hace publica la lista de los Presidentes electos en un año terminado en cero: William Henry Harrison,, en 1840, Abraham Lincoln, 1860, James Garfield, 1880, William Mckinley, 1900, Warren Harding,1920, Franklin Roosevelt, 1940, John F. Kennedy, 1960, lo cual no tendría nada extraordinario si no fuera por que de estos ocho, siete murieron estando en el cargo y uno, Ronald Reagan, sufrió un atentado de muerte y actualmente sufre de alzheimer. A George W. Bush, de un tiempo a acá, cuando no le llueve le llovizna, pues su elección se hizo precisamente en el año 2000. Para los que creen en cosas esotéricas los medios nos dicen que existe la leyenda de que un indio, conocido como Tecumseh, quien al ser ejecutado, llevándose consigo la ultima resistencia de los aborígenes contra la ocupación de sus territorios en Norteamérica, maldijo a todos los Presidentes estadounidenses electos en un año con terminación cero. Lo que no se sabe es si el mito nació al darse la coincidencia o verdaderamente surtió efectos el sortilegio.

A lo anterior, cabría agregar un hecho que tuvo lugar en Orange, Florida, durante un discurso de Bush, revelando que en esta campaña electoral la suerte puede que le esté dando la espalda. Un niño de pie, a un lado del atril en que el Presidente se esforzaba por convencer a los electores que deben votar por él, de escasos 12 años, bostezaba y cabeceaba, sin que las palabras del orador tuvieran la virtud de despabilarlo. Y cómo no, oír a un político parlanchín, hubo de ser el momento más tedioso de su corta vida. Todo captado por el ojo de una cámara de video. La gente se carcajeaba, cada vez con mayor intensidad, cuando la CBS transmitió la cinta y continuó riéndose toda la semana. Desde Buster Keaton, actor cómico hollywoodense, allá por los años veintes, cine mudo, no se veía algo igual que causara tamaña hilaridad. En este caso al infante dormilón, que hizo las delicias de quienes veían sus jocosos movimientos, se unió el soporífero discurso de George Bush quien a escasos metros, peroraba muy serio, no percatándose de que le estaban robando cámara, lo que hacía más gracioso el evento. En fin, el pueblo de las barras y las estrellas votará el próximo diciembre, veremos entonces que tanto lo perjudicó o favoreció este o cualquier otro suceso de la misma índole; en política uno nunca sabe. En lo que concierne a los medios, a la prensa libre, la de los valores genuinos, la que ayudó a construir la democracia en USA, parece estar de regreso y la buena estrella que acompañaba a George W. Bush da la sensación de estar declinando.

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