Son los llamados patronímicos porque se derivan del nombre del padre, de pater, padre y patrón que viene siendo el papá de los pollitos, el señor de la casa. Me refiero a Pérez, López, Rodríguez y Martínez entre tantos más.
?Sufijo? es una partícula que se agrega al final de una palabra para darle un sentido diferente. Bueno, pues el sufijo ez en español generalmente indica que se es hijo del que ostenta el nombre original, aunque a veces sea tan poco original como Pedro o Martín.
El hijo de Pedro se apellida Pérez, el de Martín, Martínez, como Fernández es el hijo de Fernando y si Fernando pierde la F y la cambia por una H, descomponiéndose en Hernando, entonces este último quiere también su propio patronímico y se queda con Hernández.
Le estoy diciendo hasta ahora los más obvios y comunes en nuestro medio. Tal vez el de Pedro no lo hubiera deducido usted, pero entre los comunes podríamos agregar a González y a Ramírez que también aparecen a cada rato entre nosotros. (1)
Hay algunos otros que también resultan muy obvios, pero que tal vez no nos habíamos puesto a reflexionar acerca de ellos. No se requiere un gran poder de deducción para saber que Álvarez sería el hijo de Álvaro, Márquez el hijo de Marco y Enríquez el hijo de mi compadre Enrique, así como el papá de Benítez se llamaba Benito y el de Jiménez era don Jimeno.
Luego hay otros apellidos que sí conocemos pero que derivan de nombres poco comunes para nosotros como Nuño, Sancho, Tello, Lope, Mendo e Íñigo y que dan lugar a apellidos que sí encontramos con frecuencia: Núñez, Sánchez, Téllez, López, Méndez e Íñiguez. (2)
La cosa cambia en algunos casos en los que la terminación ez es casual. Puede provenir de topónimos que son los nombres geográficos o de alguna otra raíz, pero el hecho real es que no son derivados del nombre del padre, por ejemplo Alférez que proviene del árabe al-feris que significa el jinete, o Basáñez que deriva del vasco baso que quiere decir bosque.
Hay algunos que deben su existencia a una falta ortográfica por ejemplo Cortez que debería ser Cortés y Montañez que es una forma equívoca de escribir Montañés.
Chávez -aunque parezca muy distante- es el descendiente de Flavio que significa rubio, güero. En los años de la antigua Roma, Flavio era Flavo y luego Flavius. Así ya no es tan difícil imaginar que Flavo se descomponga en Favo o en Chavo y que de ahí surja el apellido Chávez.
Por si las dudas
1. No la... Surge por ahí un señor que reclama: Agrégame a mí también que soy Domínguez, y por favor, no la? riegues.
2. Yáñez. Yáñez proviene de Juan pero tomado en latín que es Ioannes.
Pregunta: Gabriel Hernández me pregunta si después de dos puntos debe usarse la mayúscula.
Respuesta: No, no debe haber mayúscula después de dos puntos, sólo en caso de que se tratara por ejemplo de un nombre propio.
Le envío un saludo muy cariñoso a la escritora Angélica López Gándara de Torreón. A ella y a todos aquéllos a quienes les interesa el tema de las palabras, les recomiendo conseguir los libros de Ricardo Espinosa Cómo Dijo, en la Punta de la Lengua y Cómo Dijo, la Magia de la Palabra. Están a la venta en Editorial Iztaccíhuatl de Torreón, Morelos 1030 poniente.
Frase loca... de remate
Cuando pienso en que me voy a morir, ¡me quiero morir!
donjuanrecaredo@hotmail.com