Es el negocio multimillonario de los últimos tiempos: primero te ofrecen comida, comida y más comida. Todo es delicioso, jugoso, apetitoso, muy sabroso. Después te venden alguno de los miles de métodos ?infalibles? para bajar de peso, ?sin dejar de comer?, ?sin dietas ni ejercicios? y hasta casi sin darse cuenta.
Ciertamente la obesidad es un serio problema de salud. El cuerpo humano no está diseñado para soportar una carga extra de diez o 15 kilos agregados a los 60, 70 u 80 que constituyen su peso normal. Además, con demasiada frecuencia resulta que no son diez o 15 sino 40 ó 50 kilos de exceso y puede ser que hasta más.
El gordo es el obeso, el ?que se come todo, el que todo lo devora?? Por lo menos eso es lo que indica la raíz de la palabra. Obeso proviene del latín obedere que se forma con ob=completamente y edere que es comer.
El obeso pierde (o perdemos, dijo el otro) el sentido real del alimento. El alimento es para vivir, para crecer y el gordo come (comemos) por el placer de comer, por el gusto de disfrutar el sabor de un platillo y entonces crece, pero para los lados y empieza a ver que todo el mundo le saca la vuelta, digo, literalmente, aunque llega un momento, como en el caso de mi Tía Sinalefa en el que sale más fácil brincarla que rodearla. Está tan gorda mi tía que dicen que, cuando nació mi primo, ¡en lugar de cesárea le hicieron hectárea!
Y ya que hablamos de comer, vamos a darle una repasadita -si usted gusta- al verbo desayunar que es de los que parece que les gusta causar confusiones.
Para empezar, el verbo es curioso desde su concepto, porque ayunar es estar hambriento, es no haber comido. Ayuno viene de jejunus que en latín quiere decir: el que no ha comido. Entonces desayunar es literalmente eliminar el no haber comido.
Nosotros lo usamos con frecuencia como verbo de ésos que recaen sobre uno mismo cuando decimos no me he desayunado, pero si dijera no he desayunado el resultado sería exactamente el mismo. Los que me escuchan de todas maneras se enteran de que ?ando en ayunas?, que no he hecho la primera comida del día, con su respectivo cafecito, un poco de fruta y unos huevos rancheros con salsa picosa.
Los españoles no usan el verbo de esa manera y eso es lo que les desespera: ?Pero vamo´hombre, que vosotros decís no me he desayunao porque vaya que sois unos tíos tercos, que con decí no he desayunao basta y sobra?? y tienen razón pero son cosas de la costumbre.
Además al pedir su desayuno en el restaurante hay que fijarse en lo que está ordenando. No le vaya a suceder como el tipo que entra al restaurante presuroso porque tiene mucha hambre y le dice al mesero: ?Prepáreme unas manos revueltas con salsa mientras me lavo los huevos?.
Por si las dudas
Pregunta: En su artículo habla de la emisión del diccionario de la Academia diciendo "la última"... y esto puede que sea un error. Lo correcto sería decir "la más reciente"... Martha Cristina Dorantes, de Durango.
Respuesta: Tiene razón. Lo estrictamente correcto sería decir ?la más reciente?. Decir ?la última? es una forma de expresarse en sentido figurado, como otras muchas que usamos con frecuencia. Usted misma en su mensaje dice ?en su artículo habla...? y en principio ?hablar? es proferir palabras, aunque ya está aceptado también ?hablar por escrito?.
Frase loca... de remate
La esclavitud no se abolió. Se cambió por ocho horas diarias.
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