Vuelve Jorge Carpizo a esas enfermizas rabietas de que ha hecho gala, no sólo recientemente a raíz de su polémico enfrentamiento con el cardenal Juan Sandoval, sino incluso desde esos ya antiguos tiempos en que se desempeñó como secretario de Gobernación renunciando un día, solamente para retornar el puesto al día siguiente, al modo del sainete, protagonizado por la vedette Britney Spears casándose un día sólo para divorciarse al siguiente.
La más reciente rabieta con la consiguiente pérdida de estilo del ilustre jurista se dio por el hecho de considerar que la Procuraduría General de la República actuó en secreto y no le dio acceso a la averiguación, negándole copias de su propio testimonio, a las que dijo tener derecho en su calidad de “denunciante” y rechazó sus peticiones de diligencias. Pero sobre todo, cuestionó que la PGR no le haya notificado oficialmente a él, la exoneración del prelado.
¿Cómo es que el caprichudo se inconforma hoy en día cuando en su momento, al presentar la denuncia contra el cardenal Sandoval y los otros coacusados, Carpizo pretendió tirar la piedra pero esconder la mano?
Carpizo criticó a la Procuraduría por no haberle notificado oficialmente la resolución de la exoneración, pero se olvida de reconocer que en sentido formal él ni es víctima, ni ofendido, ni acusado, por lo que en los términos del segundo párrafo del Código Federal de Procedimientos penales no tiene personalidad jurídica para exigir que le sea notificada personalmente la resolución final y mucho menos para impugnarla.
Recordemos lo que escribió a este respecto hace unos meses uno de los denunciados por el ex procurador Carpizo, el diputado federal Fernando Guzmán: “Cómo explicar por qué se ha dado curso a la denuncia de Carpizo McGregor cuando ofrece como único soporte un documento de 25 cuartillas que en realidad es un documento de risa, que no cuenta con sello o identificación alguna, que no está firmado por nadie, cuando el propio denunciante afirma que no sabe de dónde vino y que no puede sostener su autenticidad”.
“¿Por qué se ha dado curso a la denuncia de Carpizo si él mismo reitera enfáticamente en su denuncia que no acusa ni puede hacer imputación alguna, puesto que no sabe quién es el autor del documento y confiesa que tampoco le constan los hechos -disparatados, absurdos y ofensivos- a que se refiere dicho ‘documento’?”
“¿Por qué se ordenan y se envían 30 oficios de investigación a las distintas unidades de la PGR, contra el terrorismo, de delitos contra la salud, de narcotráfico, lavado de dinero, a la Comisión Nacional Bancaria, etc., diez días antes de que la denuncia fuera ratificada por Carpizo?
“¿Por qué se ha atrevido la PGR a complacer las perversas intenciones de desprestigio que pretende Carpizo, al dar trámite a una denuncia, sin el soporte legal suficiente de acuerdo con la ley, en contra de quienes se han atrevido y trabajado por llegar a la verdad en el crimen del cardenal Posadas Ocampo?”
Tras la exoneración oficial de la PGR de la denuncia calumniosa levantada por Carpizo contra el cardenal Sandoval y coacusados, don Jorge vuelve a sus berrinches ridículos demostrando que su máxima preocupación es crear distractores a una auténtica investigación del asesinato del cardenal Posadas Ocampo.