Con frecuencia el problema de las fobias es hereditario.
Hay quien dice que no tiene miedo a nada ni nadie, es posible que así sea, como lo es que más de 16 millones de mexicanos han sido víctimas de un trastorno de ansiedad por lo menos una vez en su vida.
Se trata de un problema de salud mental, que incluye a las temidas fobias.
El siquiatra Enrique Rafael Suárez Alvarez explica que en un porcentaje significativo se trata de fobias, miedos persistentes, irracionales a un objeto, actividad o situación en particular, lo cual desencadena problemas de carácter sicológico, intelectual o biológico.
Pero, advierte, hay que comenzar por entender que el miedo es una emoción normal, igual que la angustia. Se trata, explica, de "estados de alerta que suelen manifestarse con un hueco en el estómago, hormigueo en las extremidades o palpitaciones". El especialista dice que el miedo ayuda a una persona a enfrentar momentos de amenaza, la impulsa a salir adelante. Sin embargo, reconoce: "cuando el sentimiento de ansiedad es constante, desmesurado y sin causa aparente, cuando rebasa los límites, nos encontramos ante una enfermedad que debe ser diagnosticada y tratada".
LAS COSAS CLARAS
El médico precisa que cuando se da un trastorno de ansiedad la gente debe comprender que no es víctima de un ataque de "nervios" o estrés. Es un mal asociado a cambios en sustancias del cerebro, que se desata aunado a experiencias en la vida.
Con frecuencia el problema de las fobias es hereditario.
El siquiatra dice que cuando la ansiedad se presenta en momentos inadecuados o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales de la persona, se le considera como un trastorno, ya que puede ser incapacitante.
Entre estas fobias la más frecuente "es la conocida como ansiedad generalizada, que se manifiesta como un estado de tensión crónico aún cuando nada parece provocarla. Esta preocupación o nerviosismo excesivo se presenta casi a diario y se diagnostica como tal cuando tiene una duración mínima de seis meses".
El paciente narra que siente sudoración, taquicardia, tensión muscular y gran dificultad para controlar la preocupación o angustia.
Algunas de las fobias más frecuentes son a los animales, como pájaros, arañas, gatos; al ambiente, es decir, a tormentas relámpagos, inundaciones, temblores; la sangre e inyecciones, heridas y lesiones. A la altura, multitudes y sitios cerrados.
Cuando se sufre fobia social, se es víctima de un trastorno que se desencadena por la exposición a otras personas, es altamente incapacitante.