Más por obligación que por gusto, jóvenes universitarios toman un libro
EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- En la sociedad mexicana, la lectura no ha podido convertirse en un hábito. En los estudiantes esta práctica se convierte en una obligación, muy pocos leen por gusto, la mayoría lo hace para aprobar la materia.
Aunque la situación no es igual en todos los estudiantes, ni mucho menos en todas las escuelas, el problema de que las personas no lean libros radica sólo en un punto: la familia.
Alejandra Luévanos es estudiante del octavo semestre de la Universidad La Salle (ULSA) y admite la realidad: “Desgraciadamente leemos muy poco, no nos lo han inculcado como hábito en la casa, porque en la escuela sí nos los piden. Yo leo como dos libros al año. Es necesario una mayor difusión para que la gente se interese”.
Los temas que más le gustan a Alejandra son de historia, los relacionados con su carrera y también los de superación personal.
Pero no es ella la única que opina que leer un libro es más una obligación que un gusto. Daniela Bo Romo Castañeda piensa de manera similar: “Nosotros lo hacemos porque nos piden trabajos de algunos libros, pero no tenemos un hábito desde la casa”.
Aunque ella lee de uno a dos libros por año, sí se interesa por atender revistas de cualquier tipo, “sobre todo de los que están relacionados con mi carrera”. La joven estudia el sexto semestre de diseño gráfico, en la misma universidad.
Las instituciones académicas son las que poco a poco han ido aumentando el índice de lectores en el país, sin embargo, las familias deben comenzar con la labor de fomentar la lectura y de esa manera la gente tendrá otra percepción de esta práctica. Cuando menos, así piensan algunas de las entrevistadas.
Pretextos puede haber demasiados, pero la realidad sigue siendo la misma sin importar en qué grado, carrera o escuela se encuentren los alumnos. Ayra Patricia Serano es estudiante del octavo semestre de arquitectura y justifica sus dos o tres libros leídos al año: “Yo no tengo tiempo, con la escuela y el trabajo que antes tenía no me da chance”.
Patricia asegura que sólo lee libros cuando consulta alguna tarea, pero que las ocasiones en que lo hace por gusto se dedica de manera especial a textos de novelas y los respectivos a su profesión.
Al igual que las demás jóvenes, Diana Solís, estudiante del octavo semestre de la carrera de arquitectura, tiene un panorama similar: las escuelas no son las culpables. “Yo pienso que a los jóvenes de todos lados nos interesa un poco más socializar, platicar en los tiempos libres”.
Diana recomienda: “Para que les empiece a gustar leer les diría que se interesen primero por un tema de su agrado. A partir de ahí pueden seguir conociendo más del tema”.
Jordana Puente estudia el sexto semestre de diseño gráfico y apunta que no tiene suficiente tiempo para leer, debido a las prácticas profesionales. Ella sabe que leer es importante para todos los profesionistas, pero solamente lee en promedio un libro al año.
OPCIONES
Éstos son los diez libros que algunos alumnos de la Universidad La Salle (ULSA) recomendaron para que los jóvenes formen un hábito de lectura.
*El Coronel no Tiene Quién le Escriba.
*Ángel de la Independencia.
*Código Da Vinci.
*Siete Días en París.
*Dios Vuelve en una Harley.
*Aura.
*El Evangelio según Jesucristo.
*El Quijote de la Mancha.
*El Apando.
*Viaje a Portugal.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón.