EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- Leopoldo tiene nueve años de edad, tres de los cuales ha pasado en primero de primaria pero no aprende nada, es hiperactivo. El niño nació en la colonia Luis Echeverría, contigua a la empresa Peñoles; su mamá y su papá también vivieron su infancia en ese sector habitacional. Hace cinco años a Leopoldo le detectaron 62 microgramos por decilitro de plomo en sangre (mc/dl) y ha sido sometido a dos quelaciones.
Luego de iniciado el Programa de Metales, en 1999, a Leopoldo Pereyra Hernández, que parece de seis años, le hicieron los estudios y se ordenó su reubicación, vivieron cuatro años en la colonia Residencial del Norte pero al terminar el Programa le retiraron el apoyo con todo y medicamento y tuvieron que regresar a la colonia Luis Echeverría.
Catalina Hernández Ríos, de 32 años de edad, cuenta que cuando estaba embarazada ella manejó 16 mc/dl, de acuerdo a un examen que le practicaron en ese entonces.
Un especialista en siquiatría pediátrica le recetó un medicamento denominado Ritalín al niño, con el que se mantiene más o menos controlado, ?porque es inquieto, travieso y peleonero?. Tiene un hermano menor al que le pega a cada rato y su mamá no halla qué hacer con el pequeño, pues no tiene para el medicamento, dado que es controlado y necesita la receta para poder comprarlo, pues cuesta 400 pesos pero el especialista cobra 700 por la consulta.
La casa donde vivieron en la colonia Residencial del Norte, está muy deteriorada porque a Leopoldo le da por causar destrozos y apenas tenía unos días en casa de la abuelita, en la colonia Luis Echeverría, cuando quebró el vidrio de la ventana.
?El doctor que veía a mi hijo me dijo que el problema del niño puede ser por tres causas: porque su papá o yo somos o fuimos drogadictos; porque es hereditario o por el plomo, pero no somos drogadictos y nadie de nuestra familia tiene esos antecedentes?.
En ocasiones, dice Caty, como conocen a la mamá de Leopoldo, el pequeño se enfurece, patalea, se golpea solo y agrede a su hermanito Manuel.
Dijo que hace unos días, el ingeniero, Mario Pineda, que colabora con la doctora, Consuelo Maury de Santiago, coordinadora de la Unidad de Salud Ambiental de Peñoles, le pidió la llave de la casa porque se la iban arreglar, pero ya no le dijeron nada ni le apoyan con el medicamento.
La madre del pequeño dice que su hijo no puede vivir en el área contaminada. ?Yo sólo quiero que me atiendan a mi hijo como debe ser, pues no puede interrumpir su tratamiento y desde hace tres meses que no le dan el medicamento. Yo he tenido que andar pidiéndolo con otras mamás que tienen el mismo problema?.
