El Municipio con el mayor rezago económico de la zona conurbada de la Comarca Lagunera, es también el que sufre de la mayor polarización política. La llamada Ciudad Jardín enfrenta serias carencias y limitantes en cuanto a su desarrollo, y también paga el precio de una confrontación entre grupos antagónicos que hoy se presentan con los rostros de la alcaldesa Rosario Castro Lozano y el ex alcalde Luis Fernando González Achem.
El punto de quiebra se ubica en el sindicato de trabajadores de confianza que dejó por herencia la anterior administración. Ese acotar el margen de maniobra de la nueva administración no podía prosperar sin sobresaltos y aquellos que alentaron y cobijaron la idea de un sindicato –después de confirmado el triunfo de Rosario en las urnas- lo sabían a la perfección.
Se formó entonces el caldo de cultivo perfecto para un conflicto, para un primer tramo de la nueva administración caracterizado por los desencuentros y las posiciones radicalizadas, y eso es precisamente lo que está sucediendo.
Rosario optó por la confrontación con el personal que hoy enfrenta la seria posibilidad de perder su fuente de trabajo y que reacciona calificando de terrorismo laboral, todos y cada uno de los golpes que recibe a manos de las autoridades. El diálogo es la única opción que al parecer ninguna de las partes quiere o puede privilegiar.
Pasan los días y los lerdenses lamentan que sea una confrontación de cuño político, lo que acapare la atención de los laguneros y agote el esfuerzo de sus nuevas autoridades, mientras los rezagos en términos de desarrollo y progreso continúan intactos.
En Lerdo se padece la falta de fuentes de empleo e inversiones; se sufre de un rezago histórico en material de servicios públicos, así como en los procesos de industrialización y/o diversificación comercial… y también se sufre el que su clase política sea incapaz de acometer acciones más allá de aquellas que tienen que ver con añejas rivalidades.
