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Liberan a acusado por 11-S

EL PAÍS / AGENCIAS

BERLÍN, ALEMANIA.- Fue el primer condenado por los ataques, el 11 de septiembre de 2001, contra las Torres Gemelas y el Pentágono, pero su sentencia a 15 años de prisión ya había sido anulada a inicios de marzo por el Corte Federal de Justicia de Alemania.

Ayer, Munir el Motassadeq, ciudadano marroquí de 30 años, quedó en libertad, después de que el Tribunal Regional Superior de Hamburgo decidiera que las acusaciones en su contra no justifican una detención preventiva.

El islamista y estudiante de electrotecnia tendrá que enfrentar un nuevo proceso a partir de junio, pero en él ya no estará acusado de complicidad en el asesinato de cerca de tres mil personas, sino sólo de pertenencia a un grupo terrorista.

La Corte Federal había anulado la sentencia, dictada por otra sala del Tribunal Regional Superior, después de criticar que ésta no había tenido en cuenta las declaraciones del yemenita Ramzi Binalshibh, cabecilla del 11-S junto a Mohamed Atta.

Detenido en 2002 en Pakistán, Binalshibh se encuentra en manos de las autoridades estadounidenses, que por “motivos de seguridad nacional” han impedido que sus declaraciones se utilicen en procesos judiciales no sólo alemanes, sino también españoles o estadounidenses.

Pese a ello, se han conocido diversas filtraciones según las cuales Binalshibh sostuvo ante sus interrogadores que la planificación de los atentados del 11-S se realizó no en Hamburgo, sino en Afganistán. De ser cierto, ello exculparía no sólo a Motassadeq, sino también al marroquí Abdelgai Mzoudi, otro islamista residente en Hamburgo que —igualmente acusado de complicidad en los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono— fue absuelto por falta de pruebas en febrero pasado.

Pese a su liberación, no hay ninguna duda de que Motassadeq estuvo muy cercano a la célula de Hamburgo. Casado con una ciudadana rusa convertida al Islam, el padre de dos hijos comenzó a frecuentar a Atta en 1996. Junto a Mzoudi, ese mismo año estampó su firma en el testamento que ya en aquel entonces redactó quien después se pondría al mando de uno de los aviones del 11-S.

Motassadeq también estuvo en uno de los campamentos de entrenamiento de Al Qaeda en Afganistán y además asumió poderes notariales para Marwan Al Shehhi, otro de los pilotos suicidas.

Por todo ello, Motassadeq —que llevaba 28 meses detenido y recibió con comprensible regocijo su liberación— no es ningún dechado de virtudes. El Tribunal Regional Superior lo conminó ayer a presentarse dos veces a la semana ante la policía y a no abandonar Hamburgo. También se le ha decomisado su pasaporte. Según uno de sus abogados defensores, el islamista ahora pretende continuar sus estudios en la universidad técnica de Hamburgo.

Esto mismo quiere hacer su compatriota Mzoudi, quien está luchando por ser readmitido en la misma carrera de electrotecnia en otra universidad y quien últimamente ha vuelto a acudir a la mezquita Al Kuds, una sala de oración que en su momento también fue frecuentada por Atta y Binalshibh. Las autoridades de Hamburgo vigilan a Mzoudi, pero quisieran expulsarlo del país. Sus abogados, sin embargo, han interpuesto un recurso contra esta medida.

“Lo importante es que está libre y puede estar con su familia”, dijo el abogado de defensa Josef Graessle-Muenscher de su cleinte, casado y con dos hijos. “Creo que estamos dirigiéndonos hacia una absolución y una anulación del juicio”.

La puesta en libertad de Motassadeq será vista previsiblemente por Estados Unidos y Alemania como un importante revés a la “guerra contra el terrorismo” de Washington.

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