AP
WASHINGTON, EU.- Nabil al-Marabh, detenido por ocupar el lugar 27 de la lista de los supuestos terroristas más buscados por el FBI, está nuevamente en libertad.
Está en libertad a pesar de haberle contado a un informante jordano que planeaba morir como un mártir conduciendo un camión cisterna en un túnel de Nueva York, haciéndolo volcar, abriendo las válvulas de la gasolina y prendiéndole fuego.
Está libre a pesar de haber declarado al FBI que había recibido entrenamiento de armas pesadas en campamentos de milicianos islámicos de Afganistán y después de admitir que envió dinero a un ex compañero de cuarto convicto por haber intentado un ataque dinamitero de un hotel jordano.
Está libre a pesar de los esfuerzos de fiscales de Detroit y de Chicago de acusarlo legalmente por cargos que podrían haberlo mantenido en prisión durante años.
Esas acusaciones fueron rechazadas por el Departamento de Justicia. Incluso dos jueces aludieron abiertamente a los lazos de al-Marabh con el terrorismo.
El Gobierno del presidente George W. Bush deportó en enero a al-Marabh a Siria, su país de origen y una nación que desde hace tiempo Estados Unidos considera que respalda al terrorismo.
El final discreto del caso de al-Marabh contrasta con otros en los que el Gobierno de Bush ha considerado a los sospechosos como enemigos de combate y los ha mantenido detenidos indefinidamente sin acceso a abogados.
Contrasta también con los términos empleados por los agentes del FBI para describir a al-Marabh en documentos internos obtenidos por The Associated Press.
Al-Marabh “intentaba inmolarse como un mártir en un ataque contra Estados Unidos”, escribió un agente del FBI en diciembre de 2002.
Al-Marabh fue sentenciado a ocho meses de prisión por haber entrado de manera ilegal a Estados Unidos.
El portavoz del Departamento de Justicia Bryan Sierra expresó el miércoles que al Gobierno lo preocupaban numerosas personas con presuntos lazos terroristas, entre ellos al-Marabh, pero no podía enjuiciarlos sin revelar fuentes y métodos de inteligencia.
“Si el Gobierno no puede procesar (judicialmente) a alguien por acusaciones terroristas, otra opción es remover al individuo de Estados Unidos a través de la deportación. Después de una revisión cuidadosa, esto fue determinado como la mejor opción disponible bajo la Ley para proteger a nuestra seguridad nacional”, manifestó.
Un senador de la oposición demócrata que integra el Comité Judicial se burló de esa explicación.
“Es difícil creer que la mejor manera de enfrentar al hombre que ocupaba el puesto 27 de la lista de terroristas más buscados del FBI sea enviarlo nuevamente a un país que respalda al terrorismo”, sostuvo el senador Charles Schumer.
El abogado de Al-Marabh, Mark Kriger, dijo el miércoles que nunca había visto el informe del informante jordano y que no cree que su cliente tenga ninguna relación con el terrorismo.