Decenas de personas se dieron cita afuera del penal de esta ciudad, para exigir a las autoridades el acceso y comprobar que sus familiares se hallaban bien de salud.
EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- El motín de antenoche fue provocado por un grupo de 40 ó 50 reos intoxicados que pretendieron incitar al resto de los internos para que se sublevaran. Esto no descarta la posibilidad de que el movimiento fuera financiado para liberar a ciertos reclusos involucrados con el secuestro de conocido empresario lagunero, lo que ya se investiga, informó Jorge Luis Morán Delgado, subdirector de Prevención y Readaptación Social en el Estado.
Mientras dicho funcionario realizaba un recorrido en el interior del Centro de Readaptación Social (Cereso ) de Torreón, un autobús transportaba a 31 internos, la mayoría sentenciados, algunos de los cuales participaron en el motín y otros de alta peligrosidad, para internarlos en el penal de Monclova.
Afuera, alrededor de 70 personas, entre hombres, mujeres, niños y ancianos, exigían a las autoridades penitenciaras sobre las condiciones en que se hallaban sus familiares, que desde anoche no saben de ellos.
“No hubo enfrentamiento entre grupos que pretendían instalar un autogobierno, como se dijo. Eso está descartado. ‘El Mopet’ fue quien inició todo al intoxicarse con la laca que se emplea en trabajos de carpintería. Un grupo de 40 ó 50 internos lo siguió al tomar como rehén al custodio Nicolás Chavarría. No tenían ninguna razón. El estado eufórico del inhalante los impulsó a ello”, aseveró Gerardo García Ibarra, responsable del Cereso de Torreón.
La noche del jueves, al término de la visita, José Alejandro Ramírez Alvarado, alias “El Mopet”, procesado por el delito de violación, encabezó un levantamiento de presos que terminó con un saldo de un muerto y 25 lesionados, tres de ellos delicados, “El Tinaco”, “El Juarillos” y un tercero del que no se informó, todos ellos reclusos.
Para sofocar la rebelión, la fuerza pública tuvo que intervenir, luego que los custodios del penal no pudieron hacerlo, motivo por el cual elementos de las policías Preventiva Municipal, Preventiva Estatal y Ministerial, acudieron en apoyo, antenoche a las 20:30 horas.
Juan Manuel Castro González, de 37 años de edad, resultó la víctima de este movimiento que diera inicio en el área de carpintería del reclusorio. En su sexto ingreso el pasado 23 de octubre de 2003, “El Sapo”, como se le conocía, no pudo cumplir su sentencia por robo.
Posible plan
El subdirector de Prevención y Readaptación Social en el Estado, Jorge Luis Morán Delgado, externó sus sospechas sobre la posibilidad de que todo el zafarrancho haya sido orquestado para lograr la liberación de quienes secuestraron al empresario Roberto Rodríguez Cruz.
Lo anterior, dijo, luego que los amotinados llegaron hasta el módulo 35, área considerada como de Vigilancia Especial, a estar confinados en dichos lugar a personas de alta peligrosidad tales como quienes son procesados por el citado plagio.
En esas celdas, “El Mopet” y otros internos, arrancaron prácticamente las rejas de las ventanas utilizando para ello una barra de metal mientras que con un tronco, rompieron las paredes de siete mazmorras, con la intención de liberar a los ahí recluidos, señaló.
Con la amenaza de que quienes no salieran para ayudarlos a seguir con su rebelión, serían quemados en vida, algunos internos por temor, acataron en parte las órdenes de los revoltosos.
Morán Delgado expresó que al ver que no se cumple con las normas de seguridad, se verán en la necesidad de utilizar materiales más resistentes, por lo que esto será solicitado al Gobierno del Estado luego de un informe detallado.
Todo tranquilo
Morán Delgado destacó la actitud asumida por el resto de los internos que optaron por no seguir a los rebeldes e incluso algunos de ellos protegieron el área de las internas, para evitar que fueran lastimadas.
“Los reclusos no quieren más problemas y menos al ver que se están otorgando muchos beneficios para quienes siguen una buena conducta”, dijo el funcionario estatal.
Interrogados al respecto, José Encarnación Zapata Moreno, Alberto Salazar González y Arnulfo Aguilera Morales, manifestaron no estar de acuerdo con el zafarrancho que se presentó la noche del jueves, en el que uno de sus compañeros perdió la vida y 25 más resultaron lesionados.
Coincidieron en querer terminar con su sentencia o bien que sean seleccionados para que se les beneficie en el programa de Liberación Anticipada y recobrar su libertad a fin de reintegrarse a la sociedad y ya jamás volver a delinquir, aseguraron.
Entran familiares
A fin de verificar el estado de salud de los internos del penal, decenas de familiares pudieron acceder al interior, luego que acordaron con el director, Gerardo García Ibarra, sacrificar su visita dominical.
Lo anterior calmó a quienes permanecían desde temprana hora en las puertas del Cereso con la intención de saber cómo estaban sus familiares en el interior.
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Necropsia
Gerardo Antonio Pérez Pérez, delegado de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), dio a conocer que los resultados de la necropsia practicada a Juan Manuel González Castro “El Sapo”, fue anoxemia por sumersión, es decir, murió ahogado.
El occiso presentó rastros de agua en pulmones, boca y fosas nasales y no hay duda al respecto, por lo que ya se inició la averiguación previa correspondiente a cargo de Yolanda Ezqueda Moreno, agente del Ministerio Público que tomó conocimiento de los hechos.
Sobre la identidad del posible responsable, dijo que esto se determinará en la investigación que se hace, pero todo indica que fue un homicidio culposo, luego que al confinarlo en la fosa del área de Aduana en las afueras del penal, el cual contenía entre 20 y 30 centímetros de agua, González Castro posiblemente cayó empujado por alguno de los internos que ahí estaban y al no poder levantarse, aspiró líquido, lo que le causó la muerte.
