EFE
MOSCÚ, RUSIA.- La Estación Espacial Internacional (ISS) recibió ayer a su nueva tripulación, integrada por el ruso Salizhán Sharípov y el estadounidense Leroy Chiao, y que trabajará en ella durante el próximo medio año.
Junto a ellos, a bordo de la nave rusa Soyuz TMA-5, llegó a la ISS el coronel de aviación Yuri Sharguín, cosmonauta de las Fuerzas Espaciales de Rusia, que se encargará de una misión estrictamente militar de cuyo contenido no se informó.
La nave se acopló a la ISS en el momento previsto y poco más de dos horas después sus tripulantes abrieron las escotillas y pasaron al interior de la estación, donde fueron recibidos por la expedición saliente, integrada por el ruso Guennadi Pádalka y el estadounidense Michael Fincke.
El acto de bienvenida contó con la entrega de pan y sal, de acuerdo a la tradición rusa, que ya en tiempos de la estación orbital soviética Mir se extendió al espacio.
Un ligero percance ensombreció la casi perfecta operación: el acoplamiento hubo de realizarse en régimen manual, previsto para casos de fallo del sistema automático.
Los expertos rusos aseguran que todos los sistemas de la nave, cuyo lanzamiento se retrasó en dos ocasiones por desperfectos en el sistema de enganche, funcionan perfectamente y la decisión se debió al exceso de velocidad con la que la Soyuz se aproximaba al nudo de amarre Pirs, situado en el módulo ruso Zvezda de la ISS.
?La decisión de efectuar el acoplamiento de forma manual no se debe, en absoluto, a fallo alguno en los sistemas de la nave?, declaró Vládímir Soloviov, jefe de control terrestre del segmento ruso de la ISS.
Durante ocho jornadas, lo que durará el relevo de las tripulaciones de la ISS, los cinco cosmonautas convivirán en la estación y Sharguín, además de ayudar en las operaciones de carga de la nave de regreso, se ocupará de su misión secreta.
Luego regresará a la Tierra junto a Pádalka y Fincke el 20 de octubre a bordo de la Soyuz TMA-4, actualmente enganchada al ingenio espacial.
En la estación quedarán Sharípov y Chiao, que deberán pasar en ella medio año, plazo habitual de las misiones permanentes.
Su agenda cuenta con numerosas labores de investigación, que incluyen el cultivo de cristales en ingravidez, observaciones de los recursos biológicos de la Tierra y una serie de experimentos médicos, el más espectacular de los cuales será el intento de crear en el espacio una vacuna contra el Sida.
Su programa de vuelo incluye, además, al menos dos caminatas espaciales, llamadas a ultimar los preparativos para el primer acoplamiento del carguero automático europeo, la nave ?Julio Verne? de la serie ATV.
Esta expedición también se encargará de preparar la reanudación de los vuelos de los transbordadores estadounidenses a la ISS y, posiblemente, de recibir al primero, el Discovery.
Inicialmente el vuelo de este transbordador estaba previsto para marzo próximo, pero, según dijo ayer Frederick Gregori, representante de la NASA en Moscú, los recientes huracanes que azotaron el estado de Florida podrían posponer el despegue para fines de la primavera o principios del verano de 2005.
Desde que se prohibieron los vuelos de los transbordadores norteamericanos, las Soyuz y las naves de carga rusas Progress han sido el único eslabón entre la Tierra y la ISS y única vía de suministro para mantener con vida el ingenio espacial, fruto de la cooperación de 16 países que recibió a sus primeros tripulantes en noviembre de 2000.
Además de Rusia y Estados Unidos, 12 países miembros de la Unión Europea (UE), representados por la Agencia Espacial Europea (ESA), Japón y Canadá participan en este proyecto conjunto, cuyo presupuesto asciende a 90,000 millones de dólares.
La Agencia Espacial Europea y Japón tienen previsto enviar sus módulos de investigación a partir de la próxima década, cuando la ISS cuente con un mínimo de tres tripulantes permanentes.
Uno de los principales objetivos de la ISS es servir de puente para la realización de vuelos interplanetarios, en particular, al planeta Marte, uno de los anhelos de la comunidad espacial.