EFE
KABUL, AFGANISTÁN.- La amplia ventaja que el jefe del Gobierno interino de Afganistán, Hamid Karzai, saca a todos sus rivales en el inicio del recuento de votos de los comicios presidenciales apunta a que no será necesaria una segunda vuelta.
Según los datos facilitados ayer por la Comisión Electoral afgana, tras el escrutinio de 34 mil 78 votos emitidos, el pastún Karzai había conseguido un 57.9 por ciento de apoyo, mientras que su principal rival, el ex comandante guerrillero tayiko Yunis Qanuni tenía un 15.7 por ciento.
De seguir así el proceso, Karzai, apoyado por la comunidad internacional, sobre todo por EU, sería el primer Presidente elegido en unos comicios por sufragio universal de la historia de Afganistán, sin una segunda vuelta, que de producirse enfrentaría a los dos candidatos más votados.
El tercer lugar lo ocupa el “señor de la guerra” uzbeko Abdul Rashid Dostum, con un 15.5 de los votos, y el cuarto la única mujer aspirante a la Presidencia, la pediatra Masuda Jalal, que tiene un 2.2 de votos.
Los datos se refieren a los primeros votos contados procedentes de cinco de las 32 provincias del país, las de Kabul, Wardak y Logar, próximas a la capital, y las de Kunduz y Tajar, en el noreste.
Un responsable electoral afgano señaló que los “relativamente buenos” resultados de Dostum se pueden deber a que, de los pocos votos escrutados, muchos de ellos proceden de Kunduz y Tahar, zonas donde hay una amplia población uzbeka, y que su resultado final “puede ser menos halagüeño”.
Hasta el momento, no hay ninguna información de los votos en todo el sur y el este del país, donde las perspectivas favorables a Karzai antes de las elecciones eran aún mayores que en el norte y la zona de la capital.
Dos candidatos que tenían ciertas expectativas de voto, el hazara Mohamed Mohaqeq, cuya comunidad supone un 20 por ciento de la población afgana, y el poeta Abdul Latif Pedram, radicalmente opuesto a Karzai, tienen cada uno un 1.7 por ciento de votos hasta el momento.
Un dato destacable es que, del pequeño porcentaje escrutado, menos de uno por ciento según la Comisión, sólo 621 votos han sido declarados nulos, un 1.8 por ciento, pese a que era la primera vez que los afganos votaban en unos comicios por sufragio universal y casi dos tercios de la población es analfabeta.
A falta de conocer índices de participación en siete provincias, incluida la de Kabul, la más poblada, en 11 mil 243 mesas electorales de las otras 25 provincias, más de la mitad de las cerca de 22 mil repartidas por todo el país, el número de votantes que acudió a las urnas fue de cerca de tres millones 800 mil.
De proseguir así la tendencia de participación, se situaría en el conjunto del país en unos 7.5 millones de votantes, que sumados a los 740 mil que acudieron a las urnas en Pakistán e Irán, supondrían cerca de ocho millones 250 mil votantes de los alrededor de 12 millones censados, casi un 69 por ciento, aunque la asistencia femenina fue menor.
De las 25 provincias de las que hay datos de participación, en la que se produjo la mayor presencia de mujeres fue en Daikondi, limítrofe con Kabul, con un 54 por ciento de las registradas, mientras en el norte, en Faryab y Nuristán, alcanzaron el 51 por ciento.
Sin embargo en el sur, donde son más fuertes los ultraintegristas islámicos talibán, que promovían el boicot a los comicios y habían amenazado en especial a las mujeres, la participación femenina ha sido mucho más baja y, por ejemplo, en Kandahar sólo ha llegado al 11 por ciento y en Zabol al 24 por ciento.
El proceso de concentración de las urnas de los más de cuatro mil 800 colegios electorales en los únicos ocho centros de recuento prosigue y se espera que finalice en pocos días.
El recuento, sin embargo, no está previsto que acabe antes de finales de este mes, mientras prosigue la investigación del comité internacional de tres expertos formado por la ONU y la UE para estudiar las quejas de los candidatos que denunciaron graves irregularidades y amenazaron con no reconocer los resultados.
Ayer inició en Afganistán el Ramadán, el mes sagrado de ayuno musulmán, en el que tradicionalmente la actividad se reduce en los países islámicos, lo que también podría afectar a la rapidez del proceso de recuento.
