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GUADALAJARA, JAL.- El monstruo es una construcción humana, una fijación que nace del miedo. Y es éste último, más que el sexo o el dinero, el motor de la humanidad; lo dice Albert Sánchez Piñol y ese es el tema de su novela La Piel Fría.
Ese libro es una historia que del catalán pasó rápidamente al español para luego ser traducida a diez idiomas. En Guadalajara, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL), de la edición de Edhasa no se encuentra un solo ejemplar.
En 1998 Sánchez Piñol se fue al Congo para hacer su tesis de doctor en antropología acerca de los pigmeos, pero la guerra civil lo sacó de allí a los tres meses.
En cambio, acabó por crear una novela que se ubica en un lugar ficticio de la Antártida, donde una isla y un faro son referente y cerco de dos personajes, enemigos, opuestos, que al tiempo están rodeados por una especie ficticia, los citaucas.
?Nunca estamos infinitamente lejos de aquellos a quienes odiamos. Por la misma razón, pues, podríamos creer que nunca estaremos absolutamente cerca de aquellos a quienes amamos?. Esto se lee en esa novela, primera obra narrativa de este catalán de 39 años, que antes había escrito un libro de ensayos Payasos y Monstruos y otro de cuentos, Las Edades de Oro.
La de ensayos es una historia sobre dictadores: ?Busqué los personajes más terroríficos para el mundo occidental: dictadores, africanos, negros y además caníbales. Al seguir su biografía me di cuenta de que prácticamente todos eran nuestra imagen más clara, eran productos del colonialismo europeo, tenían como referentes a Franco, Mussolini, Hitler. Eran lo peor de nosotros?.
La Piel Fría sigue por esa línea: ?La novela va sobre la visión que dedicamos al monstruo, al enemigo. Y cuando lo miras de otra manera comprendes que quizá no es así?.
-Han emparentado su novela con Joseph Conrad...
-Es un libro que cuesta explicar. Y a mí ese tipo de cosas me gusta, quiere decir que es difícil de definir. Me han emparentado en la contracubierta con Joseph Conrad, Robert Louis Stevenson, HP Lovecraft, pero éstas son referencias para situar minimamente al lector. Conrad quizás sí, porque el libro es un viaje al corazón de las tinieblas. Lovecraft, tal vez porque hay un elemento fantástico, unas criaturas anfibias que atacan cada noche el faro de la isla. Pero el monstruo nos sirve para hablar de otra cosa: cómo construimos al enemigo.
-Cobra vigencia en el mundo actual...
-Es una metáfora de todas las guerras. Se animaliza al enemigo. El personaje un día empieza a cuestionar si el otro es un enemigo o no. Cuando la guerra de Irak, los manifestantes no tenían pancartas contra Hussein, sino contra Bush, y le decían ?oiga, el error está en donde está enfocando usted el conflicto?.
-¿Quién es el enemigo?
-El primer personaje dice: el enemigo está ahí, dinamitémoslo y se arregló el problema; el protagonista piensa que el conflicto real está dentro. Pero luego se da cuenta de que el conflicto está en cada uno de nosotros. Yo habría podido ser muy complaciente conmigo mismo, encontrar un ?happy end? y un canto a la paz eterna, pero eso no sería una novela, sino un ?best seller? o un sermón.
?El origen de todo es el miedo, que es el auténtico protagonista. El miedo rige al mundo. Estados Unidos es un país teledirigido por el miedo. Sexo y dinero no mueven el mundo, por ellos la gente hace cosas, pero por el miedo la gente inventa cosas?.