"Pasión Gitana" resulta triunfador en el festejo de la Plaza de Toros Salvador Barrera.
CIUDAD LERDO, DGO.- La corrida del domingo en la Plaza de Toros Salvador Barrera de Ciudad Lerdo resultó exitosa, con sus prietitos en el arroz por la falta de seriedad del juez de plaza.
El Reglamento Taurino es algo que el juez de plaza utiliza a su antojo y/o conveniencia, ya que juzga las faenas con muy diferente rasero.
Los toros de La Paz dieron el juego que su edad les exigía y se vieron cosas interesantes que realizaron los toreros.
Federico Pizarro (grana y oro)
Saltó a la arena “Don Fer” con el número 123, cárdeno oscuro, al cual el capitalino recibió con verónicas para rematar con revolera.
Con la muleta inicia por alto para llevar al enemigo a los medios y en ese sitio ejecuta tandas por los dos lados que no prendieron el entusiasmo por la falta de presencia del enemigo, después de dos pinchazos una entera para vuelta.
Con el cuarto de la tarde, “Agradecido” de nombre y herrado con el número 130, Federico echó las rodillas a tierra para recibirlo con dos faroles para luego de pie recetar muy buenas verónicas, que remata por partida doble con revoleras.
Con la pañosa instrumentó una faena emotiva frente al mejor ejemplar de la tarde, al cual toreó muy largo por el lado derecho, dio la impresión de que en su afán de agradar al público ahogó al toro que terminó rajándose, dejó una estocada entera para dos orejas.
Pasión Gitana (blanco y pasamanería en negro)
A él le correspondió “Presidente”, con el número 101, con el cual interpretó su peculiar manera de torear a la verónica, con la muleta intentó el toreo templado por ambos lados, terminó con su enemigo luego de varios pinchazos al primer golpe de descabello. Con el quinto de la tarde cayó el diluvio en la plaza, y toreando bajo la lluvia logró pases con mucho sentimiento que calaron en el público y también en el juez que le otorgó dos orejas.
Jorge Mata (verde olivo y oro)
Emocionante regreso de Jorge Mata, se le vio con muchas ganas y afición; su tarjeta de presentación fueron cuatro verónicas rodilla en tierra, muy ovacionadas, ejecutó un quite por chicuelinas antiguas que resultó lucido, con muleta en mano y toreando por alto hasta los medios de la plaza, en ese sitio dibujó series de derechazos y naturales intercalando molinetes; se va con decisión tras la espada y deja certera estocada hasta las cintas para cortar una oreja, con la que dio la vuelta al ruedo entre aplausos. Con el sexto nada se pudo hacer por las condiciones del ruedo y el mal estilo del cárdeno claro.