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Lo que la dieta esconde

DAVID SEGARRA, Barcelona

La cantidad y variedad de contaminantes en los alimentos plantea riesgos crecientes para la salud .

Cuando usted come un pescado, una ensalada o un vulgar trozo de pan está ingiriendo mucho más de lo que ve a simple vista. En realidad, más de lo que ni siquiera imagina.

Y es que nadie diría que un suculento pescado o un buen guiso de carne pueda contener hidrocarburos aromáticos policíclicos, dioxinas, metales pesados, compuestos orgánicos polibromados o bifeniles policlorados (PCB).

Tan graves como el cáncer. Según los autores de este estudio, la cantidad de dioxinas que se ha detectado en la comida estaría provocando un aumento en la probabilidad de padecer cáncer de 1.360 casos por millón de habitantes.

Los autores del estudio han sido capaces de afinar estas probabilidades porque no se han limitado a analizar los alimentos, sino que se han basado en la dieta tipo de la población para precisar el impacto de los contaminantes según la ingesta estimada de cada producto. Y además se ha segmentado la población en cuatro clases de edad, porque no comen lo mismo los ancianos que los niños

Todos estos tóxicos están en la comida de cada día, pero sus concentraciones y su toxicidad son muy diversas. Los niveles de los cuatro metales pesados, arsénico, mercurio, plomo y cadmio, se encuentran considerablemente por debajo de la ingesta máxima tolerable, por lo que la dieta no supone un riesgo importante.

Tampoco los hidrocarburos aromáticos ni el hexaclorobenceno suponen un riesgo apreciable.

Pero las concentraciones de dioxinas, PCB, PCN, compuestos de bromo y éteres policlorados de algunos grupos de alimentos sugieren que algunos grupos de la población están actualmente superando los límites fijados por la OMS de exposición a estos.

El pescado y el marisco se llevan la palma. Son los más contaminados para casi todas las sustancias.

Su concentración en PCB, por ejemplo, alcanza los 11.864 nanogramos por kilo, unas 17 veces más que el siguiente de la lista. Los productos grasos tampoco salen muy bien parados, ya que la mayoría de tóxicos son liposolubles.

Carnes, grasas, aceites, lácteos y cereales ocupan las posiciones medias de la tabla, con cantidades significativas de contaminantes.

En el otro extremo, los alimentos menos contaminados son las frutas, las legumbres, los tubérculos y las verduras. Estos cuatro grupos presentan, con mucha diferencia, los niveles más bajos en todas las sustancias analizadas.

Recomendaciones

La presencia de elevados niveles de contaminantes en ciertos alimentos no quiere decir necesariamente que la dieta total pase por encima de los límites tolerables.

Una recomendación general para disminuir la ingesta de contaminantes es 'aumentar el consumo de verduras y frutas y reducir el consumo de alimentos grasos', según Josep Lluís Domingo, de la Universitat Rovira i Virgili y coordinador del estudio.

Domingo recomienda el consumo de 'productos lácteos desnatados, ya que el sabor varía poco pero su contenido en contaminantes es mucho menor que el de la leche entera'. El motivo es que muchos de los tóxicos son liposolubles y se acumulan en las grasas. Domingo también sugiere reducir la ingesta de carnes grasas y consumir pescado en cantidades 'razonables'.

Otra de las principales conclusiones del estudio es que los niños son el grupo de edad más expuesto a los contaminantes. El motivo es que ingieren mayor cantidad de alimento por kilo de peso corporal. Además, el tipo de dieta no ayuda, ya que los niños suelen comer poca verdura y fruta e ingieren muchos lácteos, carnes y cereales. Comparativamente, la dieta de los ancianos es la más saludable, porque suele incorporar muchos vegetales y es menos grasa.

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