Jerusalén, (EFE).- El arqueólogo británico Simon Gibson parece haber descubierto en las sierras de la bíblica Judea, al sur sur de Jerusalén, la cueva que conduce a una cisterna cuyas aguas habría empleado San Juan para bautizar a sus discípulos.
En la cisterna, decorada con distintos símbolos, uno de ellos con la forma de una cruz, también halló el arqueólogo una piedra que habría servido para el lavado de los pies pues posee una hendidura para que encaje la horma de un zapato de la talla del 45.
"Esto indica un ritual distinto de la normativa judía", destacó Gibson, aludiendo al hecho de que el lavado de pies forma parte del ritual cristiano inexistente entre los hebreos.
Según la tradición cristiana, San Juan -que habría bautizado a Jesucristo en esa cisterna, conforme a algunos historiadores, y no en el río Jordán, como señalan otros- nació en una gruta de Ain Karem, pueblo bíblico situado a cuatro kilómetros de la cueva descubierta.
Allí vivieron sus padres, Elizabeth y Zacarías, a quienes visitó la Virgen María en viaje desde Nazaret a Belén, donde nació Jesús.
En su evangelio, San Lucas (1, 13-14) relata que el ángel se le apareció a Zacarías diciéndole: "...tu oración ha sido oída y tu mujer Elizabeth te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento".
"En apariencia, en este lugar estaría el eslabón que conecta el bautismo judío y el cristiano", dijo Simon, quien supervisó junto con la asistencia del arqueólogo israelí Rafi Lewis la excavación privada, que comenzó en 1999 en tierras del kibutz Tzuba.
El equivalente del bautizo es, entre los judíos, la ceremonia de la circuncisión, en tanto que el baño ritual, tanto para la mujer como para el hombre, constituyen simples actos de purificación.
Un profesor de religiones de la universidad estadounidense de Carolina del Norte, James Tabor, que apadrinó la excavación dijo que "desafortunadamente, no encontramos ninguna inscripción" en la pared decorada de la cisterna, donde los arqueólogos hallaron 250 mil fragmentos de botijos que habrían sido empleados para el bautizo.
La zona donde nació y vivió el santo es conocida como "el primer desierto de San Juan", quien "residió en lugares desiertos para fortalecer su espíritu", según relata San Lucas.
La cueva, de 26 metros de largo por cuatro metros de ancho, y con una altura media de cinco metros, fue cavada en la roca en la Edad del Hierro, entre los años 800 y 500 a.C., y se supone que fue una piscina de inmersión o "mikve" utilizada por religiosos judíos.
Uno de los descubrimientos más interesantes en el yacimiento fue el hecho de que el encalado de las paredes y de los escalones data de los siglos VIII y VII antes de la era cristiana, lo que ha podido comprobarse por medio de análisis hechos en el Instituto de Ciencias Weizman, de la ciudad de Rehovot, y en el Instituto Geológico.
En las paredes hallaron grabados de los siglos IV o V de la era cristiana, los días de Bizancio, representando imágenes de Juan el Bautista, la cabeza decapitada, su mano, y de una cruz.
Según el arqueólogo inglés la actividad en la cueva y la cisterna data de los días de los reyes de Judea y concluyó con la destrucción del Primer Templo de Jerusalén por Nabucodonosor, hace 25 veinticinco, y el exilio de los judíos en Babilonia, actualmente Irak.