Pekín, (EFE).- Arqueólogos chinos acaban de descubrir un cementerio de tres mil años de antigüedad que alberga una tumba que podría pertenecer a un emperador que vivió en el 1100 a.C., el diario "China Daily".
"Hemos descubierto que la tumba ubicada en la parte superior de una pirámide funeraria conserva cuatro pasajes que conducen a una sala mortuoria", explicó Zhu Fenghan, historiador y director del Museo Nacional de China.
Según Zhu, que se desplazó al condado de Qishan (provincia noroccidental de Shaanxi) junto con un equipo de arqueólogos de la Universidad de Pekín, diversos indicios llevan a pensar que la tumba podría ser la de un emperador de la dinastía Zhou del Oeste (1100-771 a.C).
El cementerio cubre una superficie de 460 kilómetros cuadrados y cobija otras diez tumbas dispuestas en forma de pirámide, con la mayor de ellas en la parte superior.
Además, los arqueólogos desenterraron en una zona próxima restos de una antigua muralla y en el mismo cementerio varios huesos del oráculo y caparazones de tortugas con inscripciones en las que se lee "El Rey Wenwang" o "El destino auguró la fortuna del Señor de los Zhou".
Los historiadores creen que el estudio del conjunto fúnebre arrojará más luz sobre las costumbres religiosas y ritos funerarios de este místico período de la historia china del que apenas se conservan otros restos históricos, ya que las únicas tumbas halladas de esta dinastía fueron asaltadas y saqueadas.
La dinastía Zhou del Oeste, cuya capital se ubicó precisamente en el condado de Qishan, dominó el continente chino durante cuatro siglos y fijó la base de los sistemas culturales y políticos de China hasta finales de siglo XVII.
