El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo.
“Suave Patria” Ramón López Velarde (1888-1921).
A 66 años de la expropiación petrolera por el General Lázaro Cárdenas del Río, los ciudadanos y la población en general nada tenemos qué celebrar, ya que desde entonces muchas gavillas de gamberros se han encargado de convertir esta paraestatal en un pingüe negocio particular.
Lázaro Cárdenas es uno de los pocos presidentes que se salva en la dictocracia que México vivió por más de siete décadas y nadie duda que la expropiación petrolera llevada a cabo por él llevara todas las intenciones de elevar a un primer plano nuestra nación. ¡Pero!, ese maldito pero, que cobijan la ambición y el espectro de la corrupción se apoderaron de Pemex y el llamado oro negro se convierte en el más añorado pastel para los gobernantes y líderes en turno.
Fue hasta que Salinas de Gortari enjauló en 1989 a Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, secretario del STPRM (Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana) y no por desfalco y robo a esta empresa, sino por deslealtad al PRI, recuerden mis tres lectores, que el PRI nunca castiga a las ratas ni asesinos, lo que jamás perdona este partido es la deslealtad. Con Miguel Alemán en los años cincuenta se abre el abanico de la burocracia disfrazado de sindicato en esta paraestatal y la corrupción es propiciada por el mismo charrismo y corporativismo, ahí nacen a pasto secciones y cada una de ellas es manejada por líderes al servicio del Presidente de la República ya que esta paraestatal se convierte en la “caja grande” donde todos meten mano, para simples caprichos o campañas.
El ejemplo más reciente es el llamado Pemexgate, donde la cúpula PRIista que abanderaba a Francisco Labastida Ochoa, se robo más de 1000 millones de pesos para financiar la campaña, como siempre lo había hecho y estos hurtos son sólo la punta del iceberg en que navega este legado de todos los mexicanos, ya que eso de otorgar préstamos que nunca se pagaron a candidatos y funcionarios no es nada nuevo en Pemex, desde la época de López Portillo hasta Fox. Como queda demostrado con el préstamo de Pemex por más de 44 millones de pesos para la construcción de una unidad deportiva, nueve de diciembre de 2003, préstamo que otorga Pemex y al mismo líder charro y aún pendiente de la justicia, Carlos Romero Deschamps ¡vaya destino irónico!, (como mandar un bistec con un gato).
Ahora con tanta franquicia dada, donde en cada esquina de cualquier poblado se advierten estaciones de servicio, muchas de ellas en miras de la PGR y otras dependencias como la AFI por aquello del lavado de dinero polarizado con negocios de combustibles. La venta de gasolinas adulteradas son sólo crónicas de mecánicos cuando revisan los motores, porque las autoridades están ciegas o se hacen las occisas.
La ordeña de gaseoductos a la orden, la prueba son los cientos de pipas cargadas de combustible vendiendo y ofreciendo en oferta su producto a cuanta estación de servicio lo solicite. Pemex ha servido para enriquecer a los funcionarios y líderes de esta empresa de todos los mexicanos y donde también hacen su agosto los proveedores. La gasolina que se vende en México es cara y de mala calidad, con un impuesto que llegó para quedarse, “quesque” al igual que la tenencia de vehículos que pagamos a cajón y por decreto era con el fin de impulsar el deporte, también el impuesto a la gasolina y diesel cada día crece y parece imparable como incontenible es el lodazal que se da entre el petróleo y el chapopote que mezclado con la corrupción itinerante de los funcionarios y líderes se ha convertido en un lodazal.
Aunado a la corrupción que impera en esta paraestatal, está el daño que causa al medio en donde instalan sus plataformas o el suelo donde Pemex suelta sus desechos, Veracruz, Campeche, Tabasco y Tamaulipas son el ejemplo. Pemex aporta al presupuesto un 33 por ciento, sin embargo dicen los enterados que si no existiera ese lodazal que amasan, la corrupción, impulsada por los funcionarios, políticos y líderes, (que son los verdaderos dueños) Pemex sería capaz de contribuir con un 50 por ciento del presupuesto para el país. ¿Será?
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