13 de enero de 2004.
Monterrey, México, (EFE).- El encuentro de los presidentes George Bush y Vicente Fox durante la Cumbre Extraordinaria de las Américas, que finaliza hoy en Monterrey, propicia una nueva etapa de entendimiento entre EU y México tras las tensiones del año pasado.
Bush y Fox dieron un paso adelante en la relación al dar cabida a la divergencia sin que signifique tensar las relaciones, como ocurrió a raíz de la negativa de México a apoyar un ataque unilateral contra Iraq en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU.
Bush incluso aseguró que Fox "es un buen amigo" que le "puede expresar su opinión sin perder la amistad" y para refrendarla le invitó a visitar su rancho en Texas el 5 y 6 de marzo.
"La decisión que yo tomé (sobre Iraq) fue muy difícil y hemos hablado de ella antes y después. Vicente Fox es un buen amigo y él me puede expresar su opinión sin perder nuestra amistad. Y no estuvo de acuerdo con mi decisión", afirmó Bush.
A la negativa de México, que se erigió como líder del grupo de países que apoyó una salida pacífica y multilateral al conflicto de Iraq, siguió el rechazo de EU a avanzar en las conversaciones para lograr un acuerdo migratorio con el fin de regularizar los flujos fronterizos y la situación de los 4,5 millones de indocumentados mexicanos.
Aunque las negociaciones estaban estancadas desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la decisión de Estados Unidos fue interpretada como una especie de "revancha" por diversos legisladores y personalidades políticas en México.
El asunto marcó el primer encuentro en un ambiente de distensión entre ambos mandatarios, que se reunieron en octubre pasado en Bangkok (Tailandia) durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) con el fin de mejorar las relaciones.
En esa época poco quedaba de la prometedora primera cita entre ambos ya siendo presidentes, en febrero de 2001.
Aunque se conocían desde que eran gobernadores (Fox de Guanajuato y Bush de Texas), cuando fueron elegidos presidentes de sus respectivos países ambos intentaron dar un nuevo enfoque a la relación bilateral que rompiera con el esquema imperante en décadas, más lejano y formal.
De hecho, México fue el primer país que visitó Bush tras su llegada a la Casa Blanca en 2001. Y la visita la hizo al rancho de su "amigo" en San Cristóbal (Guanajuato), y no a la residencia oficial del presidente.
Durante sus gobiernos, las principales preocupaciones han sido la seguridad para EU y la migración para México, con posturas que parecían irreconciliables hasta hace unos días.
Al comienzo de un año en el que tratará de ser reelegido como presidente de Estados Unidos, Bush sorprendió a la comunidad hispana de su país con una propuesta sobre trabajos temporales que regularizará la situación de muchos indocumentados si llega a aprobarla el Congreso.
Según datos oficiales, en EU viven entre 8 y 12 millones de indocumentados, de los cuales 4,5 millones son mexicanos.
La propuesta de trabajos temporales para llenar las plazas que EU no utiliza no será una amnistía y, en cambio, contendrá incentivos económicos para que los empleados regresen a sus hogares una vez que concluya su estancia laboral en EU.
El plan incluye otorgar visas temporales por tres años renovables a los trabajadores extranjeros que residan en Estados Unidos y a aquellos que vivan en el exterior, pero que tengan una oferta de empleo en ese país.
A esta propuesta se añadió durante la Cumbre la "iniciativa de Norteamérica", "una meta paralela y adicional" para "ampliar el crecimiento, aumentar la productividad y la competitividad a través de la reducción de costos y facilitar los flujos de comercio".
Todo ello "con el objetivo de establecer un marco de seguridad regional que proteja del terrorismo a México, Canadá y EU", según explicó Fox.
Con ello se conciliaron las principales preocupaciones de los dos países junto con su coincidencia en la apuesta por el libre comercio como principal arma en la lucha contra la pobreza y para abrir una nueva fase en la relación mutua.
