¿Y el pueblo qué festeja?
Con triunfalismo los cachorros de la Revolución a nivel nacional festejaron el pasado cuatro de marzo, los 75 años del Partido Revolucionario Institucional, con la euforia propia de los años dorados de la corrupción desde Luis Echeverría, López Portillo, Salinas de Gortari hasta llegar a Zedillo.
Toda una gavilla de truhanes, aunque Madrazo, Gordillo, Chuayffet y Cía. con sus viciados y simulados discursos no cantan tan mal las rancheras.
Aquí los ciudadanos y mis tres lectores se podrán preguntar ¿y nosotros qué podemos festejar?, mejor sería un lamento o queja por esos 75 años, pero tal vez no todo esté perdido y podrido como algunos depredadores hablan del tricolor y también no todos los que alguna vez pertenecieron o siguen en este partido sean corruptos, aunque por años ante los abusos de poder que este partido llevó a cabo, quedó demostrado con el silencio que muchos guardaron y siguen callando ser cómplices mudos de un pueblo noble.
Valdría la pena recordarles a los que festejaron y brindaron con champagne en este aniversario de todas las atrocidades y rapiña de la que México fue objeto por décadas y aún en muchos estados y municipios siguen con sus actos en la oligarquía y se gobierna con marcada anomia.
Las obras que en sus 75 años formaron algunos políticos sin duda fueron inconmensurables, por citar algunos, el IMSS, la SEP, el ISSSTE, Pemex, CFE, Conasupo, F de M, el Banco Rural, el reparto de la tierra, la CNA, los ingenios azucareros, las cooperativas, seguros para los trabajadores, etcétera, también es justo mencionar decenas de universidades públicas, pilares del progreso, sólo por citar algunos logros que nadie con sentido común pudiese objetar.
Sin embargo la ambición, la soberbia, fatuidad y otros 1,000 pecados originales y materiales se apoderaron de la clase política perteneciente a este partido que por siete décadas gobernó y todas las instituciones y los preceptos de los pensadores que formaron el PRI se fueron por la coladera y sólo engordaron cuentas nacionales y en el extranjero.
A la sombra de institutos y paraestatales crecieron fortunas llenas de fetidez, los líderes y gobernantes fueron (algunos lo son) considerados monolitos que con el caudal de mandarines y corte de bufones fueron entronizados, todo un partido de lacayos cómplices silenciosos en esta hecatombe y cataclismo que por años sacudió al país.
A dentelladas, arañazos e intrigas poco a poco el partido se ha ido desarticulando, los herederos (hijos, nietos, etc.) de la Revolución reclaman la parte del león, el ISSSTE, IMSS y otros sectores de salud están por los suelos. Los bancos junto al Robaproa es una deuda impagable para la raza de bronce, ferrocarriles al igual que AHMSA se la autovendieron y autocompraron, el primero por Zedillo y la otra por Salinas de Gortari sólo por citar dos ejemplos... Ahora Madrazo y su liderazgo de oropel quiere regresar las formas y costumbres del anacronismo partidismo de los años setenta y ochenta y a base de terror lo está logrando... Pero la pregunta sigue en pie; el pueblo, los desempleados, los 40 millones de miserables y los que nunca votaron por el PRI ni pertenecen a la casta divina o en el reparto de los bienes de la nación que este partido llevó a cabo durante setenta años nunca fueron invitados. ¿Ellos qué festejarán?
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