Las tormentas en México son de dominio público y su destino va de la mano de un ciego, una verdad extraviada, donde la vida real termina y comienza el drama cotidiano que entre legisladores, líderes y funcionarios con su cultura compacta en perpetua evasión y negación, siembran el terror, implantan el temor y se adueñan de todas las preguntas y respuestas de los mexicanos, un nudo nacional muy difícil de desatar. País el nuestro siempre herido por los laberintos que envuelven la ambigüedad, es de quien lo gobierna, lleno de reformas en vitroembriones donde la mayoría de estas iniciativas son malparidas o en caso de ser concebida alguna, resulta ser un monstruo nacional.
El debate nacional cupulista es una feroz batalla, donde no existen conformistas, sólo extremistas inconformes, siempre en busca de una verdad extraviada, con brutales derrapes acompañados de improperios célebres y dentelladas al por mayor. Nada halagüeño, ni novedades para escribir a casa nos hereda el año que fenece y como herencia un destino testamentario brutal nos deja el H. Congreso de la Unión, con legisladores de visión obtusa y el NO perpetuo si no proviene de ellos, como doctrina dogmática, peor que infantes escolapios con todas las asignaturas reprobadas y en recreo permanente. Los ciudadanos somos simples emergentes, que jamás entramos al juego, sólo calentamos una dura y fría banca y desde ahí nos tocó ver cómo legisladores, gobernadores y demás recuas que mandan el país, van derrapando como gatos y perros en un piso encerado.
Entre los resbalones que con más frecuencia se dan en los altos círculos de la política nacional, están la irrespetabilidad e irresponsabilidad con que actúan, dentro y fuera de sus partidos, con fricciones e incubaciones de rencores y temores, en un (México) escenario pobre y hundido en sentimientos de frustración y odio hacia estos personajes que pedantes y soberbios se ostentan como lazarillos en un país de ciegos, entre ellos, Elba Esther Gordillo, Roberto Madrazo, Emilio Chauyffet, Vicente Fox, Salvador Creel, Manuel Bartlett, Felipe Calderón, Fernando Canales Clariond, Cuauhtémoc Cárdenas, Leonel Godoy, Enrique Jackson, José Murat, entre otros 1000 políticos y sempiternos líderes y guías morales, simples parásitos que han subsistido por décadas chupando de la escuálida teta presupuestal.
¿Qué nos puede esperar este año con esta pandilla de truhanes en el H. Congreso y con el pomposamente decretado aumento de 4.5% al MINISALARIO? Ahí se los dejo de tarea. Que el año viejo les haya dejado un cúmulo de dichas y mi más sincero deseo es que en el año 2004 la felicidad y la salud sean sus más fieles compañeras y, por último una recomendación, a mis escasos tres lectores, por favor nunca pierdan el buen humor, menos por culpa de unos mequetrefes metidos a la política....
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