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Los días, los hombres, las ideas/Guía para lánguidos ociosos

Francisco José Amparán

No se hagan: adelanten los relojes una hora, y absténganse de quejarse los próximos seis meses. Por favor.

Quizá lo más decente de mi parte, dado que estamos en vísperas de la Semana Mayor, sería hacer un sesudo comentario sobre “La Pasión de Cristo” (que en inglés se llama, en realidad, “La Pasión DEL Cristo”… como debe ser: Cristo es un título o atributo, el de Mesías, no un nombre). Pero, lo siento, la película no da para tanto. Es buen filme, está muy bien logrado, pero nada más. Será que uno ya está vacunado, pero la verdad es que lo que vi durante esas dos horas no me impresionó mayormente. Digo, es cuestión de irse a casi cualquier iglesia colonial del sur del país, y uno encuentra bastantitas esculturas en las que Mel Gibson se podía haber inspirado. De hecho, recuerdo una iglesia en Oaxaca que exhibía un Santo Cristo al que, notoriamente, habían dejado como Santo Cristo, con tanta sangre o más que a Jim Caviezel. Ya sé que ha habido criminales que han confesado sus fechorías luego de ver la cinta. Bueno, sí, hay gente impresionable y con muy mala conciencia; pero les apuesto a que el Verdejo, Bejarano, Ímaz y el resto de la pandilla no confiesan ni aunque los pongan a ver 24 horas continuas de viejos programas de “Siempre en Domingo”, tortura salvaje si las hay, y tan despiadada que no la hubiera usado ni Kubrick en “La Naranja Mecánica ” (1971).

Dicho lo cual, pongo los pies en la tierra y procedo a hacer un servicio social. Seamos francos: los días en que la Semana Santa era tiempo de recogimiento y meditación han pasado a la historia para la mayoría de los católicos mexicanos. La próxima semana es empleada por mucha gente básicamente para descansar o pachangueársela, sin ponerle mucha atención a qué tan santos son los días de guardar, ni dónde hay que guardarlos. Especialmente los del sector académico, que contamos con nueve días libres seguiditos: uno de los pocos privilegios que tenemos los miembros de la mártir profesión del magisterio, a falta de mansiones y un face-lift cada dos años como la colega Elba Esther. Y los estudiantes, pues no se diga.

Claro que, en vista de la situación económica de un país que no crece por la cerrazón y estupidez congénita de su inepta clase política, mucha gente no tiene dinero con qué salir de la ciudad ni siquiera una tarde, ya no digamos nueve días o cuatro. Así que, para que aprovechen estas fechas de la mejor manera posible, procederé a aconsejar en qué entretenerse en la comodidad de su hogar.

Por supuesto, podría recomendarles dos o tres libros, pero eso lo hago cada domingo, así que no tendría mucho chiste. O una película, pero ello implica llenar sólo dos horas del día, ¿no? Pues… no.

No, si en vez de apelar a una sola cinta, nos enganchamos a esa rara avis del mundo cinematográfico: la trilogía.

Desde hace un buen rato (me acuerdo de la serie de “The thin man” con Myrna Loy y William Powell, allá en los años treinta) Hollywood aprendió el gran potencial (y negocio) de generar tres o más películas con los mismos personajes. Claro que ello suele llevar a aberraciones como “Rocky V”, “Rambo III” o “Jason y Freddy contra Madrazo y el Sindicato de Pemex”, que se murmura será la última y más escalofriante entrega en las sagas de “Viernes 13” y “Pesadilla en la calle del infierno”, que ya llevan como quince bodrios entre las dos.

Pero hay otras trilogías o series que vale la pena ver de corrido, fresquecitas, y como forma provechosa de matar las horas (dieciséis) en las que no hay nada qué hacer durante estos días de laxitud absoluta. Así que bueno, aquí les van las que podrían alivianarlos en estas fechas, incluyendo algunos detalles pertinentes como tiempo de exhibición (que no incluye pausas para ir a hacer pipí o quemar las palomitas en el maldito microondas al que todavía no le agarramos, paradójicamente, la onda) y muy personales preferencias. Sale:

LUNES: Viaje en el tiempo ya que ni para Raymundo le alcanzó: La trilogía de Regreso al Futuro; o sea, Back to the Future (1985), Back to the Future Part II (1989) y Back to the Future III (1989). Robert Zemeckis se divirtió como enano haciendo nudos el tiempo, mandando a Michael J. Fox y un hilarante Christopher Lloyd de ida y vuelta al presente, pasado, futuro y pospretérito en un auto DeLorean. Este delicioso trío de películas es para los ligeros de espíritu que, sin embargo, no se ríen con cualquier cosa. Duración estimada: 5 horas 45 minutos… si es que entre tanto viaje no retrocede al domingo.

MARTES: Sí, hay tontos a quienes les va bien, y no necesariamente acaban en el Congreso: La Pentalogía de La Pantera Rosa. Aunque realmente se hicieron seis películas con el personaje del Inspector Clouseau, sólo anoto las cinco canónicas, donde tan chambón y encantador personaje es interpretado por el nunca suficientemente llorado Peter Sellers, a saber: “La pantera rosa” (1963), “Un disparo en la oscuridad” (1964), “El regreso de la P. R.” (1975), “La P. R. ataca de nuevo” (1976) y “La venganza de la P. R.” (1978). Mis favoritas son las dos primeras: en la que da título a la serie (La Pantera Rosa, recuerden, era ¡un diamante!) hay una de las persecuciones más delirantes de la historia del cine; y en la segunda Sellers inmortalizó de una buena vez la torpeza y falta de inteligencia del Inspector Clouseau. Las otras tres son buenas para reírse en esos días en que uno anda simplón, especialmente con la última, en las secuencias del marinero y su perico inflable, y los ataques de Cato, el karateca más bobo desde que a Jackie Chan se le bajó el cuete en “El maestro borrachón” (1978). Duración estimada: 7 horas 45 minutos.

MIÉRCOLES: El futuro de la Humanidad está en manos de ONAPPAFA: La trilogía de Mad Max. O sea “Mad Max” (1979), “Mad Max 2” (1981) y “Mad Max más allá del Domo del Trueno” (1985). Mucho antes de que a Mel Gibson le diera por andar pintándose la cara como logo de BMW en “Corazón Valiente” (1995) o haciendo quedar en ridículo a Danny Glover en la serie de “Arma Mortal” (que no, no pienso recomendar aquí), era un actor desconocido que logró un exitazo en su debut, interpretando a un guerrero de los caminos en un desolado mundo postnuclear, que se parecía sorprendentemente a cómo han dejado a Durango sus últimos cinco gobernadores. Trepado en ese éxito (y en carros que parecen malos clones de autobuses Campo Alianza), en la segunda película muestra lo que nos espera si seguimos permitiendo que Pemex sea monopolio: una lucha a muerte por conseguir gasolina que no arruine a los automóviles. Y la tercera es muy divertida, con Tina Turner haciéndola de cacique esquizofrénica, una banda de chiquillos salvajes que anticipan el total desconcierto de la actual generación, y un violento espectáculo (el Domo del Trueno) que habría que ir considerando en caso de que el culto público lagunero se quede sin el Santos. Duración aproximada: seis horas. Ah, y no piense siquiera en subirse a un auto sin dejar transcurrir al menos un lapso equivalente. No vaya a ser que se impresione de más y se la crea…

JUEVES: El sueño de todo hombre es tener a la Teniente Ripley… pero de guarura: La tetralogía de Alien: “Alien (el octavo pasajero)” (1979), “Aliens” (1986), “ Alien 3” (1992) y “Alien: Resurrección” (1997). Como puede verse, entre la primera y la última (¡esperamos que sea la última!) han pasado 18 años, y a Sigourney Weaver ni se le notan, considerando cómo sigue masticando y escupiendo monstruos. La película original es una obra maestra del suspenso dirigida por Ridley Scott; si no la ha visto, no se la pierda. La segunda e s un muy buen thriller, la tercera más bien darkie light, y la cuarta ya resultó un churro. Me late que esta última dejó tan profundamente afectada a Wynona Ryder que por eso después le dio por andar de fardera en las boutiques. Duración aproximada: 8 horas 15 minutos. No volverá a ver a las cucarachas de la misma forma.

VIERNES: Hazle una oferta que no pueda rechazar ni Bejarano. Digamos, unos diez pesos. La trilogía de El Padrino: “El Padrino” (1972), “El Padrino Parte II” (1974) y “El Padrino Parte III” (1990). Debatiblemente, la mejor trilogía dramática de todos los tiempos. Como en el caso anterior, entre la primera y la última parte de esta saga transcurren 18 años, pero en este caso sí se le notan: a Pacino en las arrugas; y a Francis Ford Coppola, a quien se le fueron las patas en la tercera parte. Sin embargo, nos mantenemos en nuestros trece: las dos primeras son auténticas obras maestras, que tiene que ver cualquiera que quiera saber lo que es el cine. La tercera sería mejor tratada si no fuera eternamente comparada (negativamente) con las dos anteriores. Duración: 8 horas 30 minutos. Y por piedad, después no empiece a hablar como don Corleone. A Marlon Brandon se le perdonaba, pero no al resto de los mortales.

SÁBADO: Hay que recordar la frase clave para todo aventurero maduro (del tipo que sea): lo importante no es el modelo, sino el kilometraje. La Trilogía de Indiana Jones: “Cazadores del arca perdida” (1981), “Indiana Jones y el Templo de la Perdición” (1984) e “Indiana Jones y la última cruzada” (1989). Epítome de las series de acción, el humor ingenioso y cómo jugar con la historia, estas tres películas siguen tan frescas y amenas como recién desenlatadas. Spielberg nos ha estado prometiendo una cuarta versión desde hace quince años. A ver cuándo la cumple. En todo caso, Indiana Jones es uno de los personajes más entrañables de la historia del cine. Claro, protagonizado por Harrison Ford, un actor que además ha intervenido en otras dos de las trilogías más vistas en el siglo: la original de Star Wars y la de Jack Ryan, el personaje de Tom Clancy. Duración aproximada: 6 horas 30 minutos. Serán de las más gozosas de su vida. Créame. Ah, y lo del modelo y el kilometraje lo dice Indy en la primera película.

DOMINGO: Usa la Fuerza, Luke. Y si no, hazte Senador: de las dos formas serás invulnerable. La Pentalogía de la Guerra de las Galaxias: “La Guerra de las Galaxias” (1977), “El Imperio Contraataca” (1980), “El regreso del Jedi” (1983), “Episodio I: La amenaza fantasma” (2001”) y “Episodio II: ataque de los clones” (2002). Se supone que uno debe empezar por el Episodio I, para captar por dónde va el asunto. Pero aunque ya todos sepamos que el joven Anakin va a agarrar un problema respiratorio de padre y señor mío convirtiéndose en Darth Vader, el Episodio III aparece hasta el próximo año, de manera tal que no tiene mucho sentido lo del orden. Así que empiece por donde quiera y goce con esta proverbial historia de buenos y malos (con pistolas láser), valientes forajidos justicieros peleando contra poderosos perversos, y algunos de los mitos más prevalentes y duraderos de la Humanidad (los gemelos separados, el padre redimido por el hijo, el sabio maestro (aunque sea verdoso) y el alumno impaciente…). Duración aproximada: 10 horas 45 minutos (por algo la pusimos en domingo).

Por supuesto, para aquellos que no tengan el menor empacho en divertirse en estos días (que, por experiencia, es algo así como el 89 por ciento de la población), se pueden organizar fiestas de disfraces referentes al tema. Claro, pasarse casi once horas sudando como esclavo dentro de un traje de Chewvacca no ha de ser muy agradable. O usar el traje del tío Manuel (muerto hace 28 años) no lo convierte a uno automáticamente en Consigliere. Pero en fin, son pocas las ocasiones que se presentan para darle vuelo a las fantasías, ¿no?

Bueno, pues ésas son mis recomendaciones. Ahora, que de dónde rayos van a sacar las 26 películas, eso sí no lo sé. Hay algunos videoclubes, tanto legales como ésos de parche, perico y pata de palo, que pueden tener las más conocidas. Y si no… pues háganle la lucha.

Ahora sí que no doy consejos no pedidos. Ya sería abuso, ¿no?

Provecho.

correo:

francisco.amparan@itesm.mx

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